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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-02-1935 página 165
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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-02-1935 página 165

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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LAS DEUDAS INTERALIADAS Razones que justificarían su cancelación Por CARLOS J. VIDELA- RIVERO L AS agencias de información transmitieron oportunamente noticias de los enconados debates a que dio lugar en el Congreso de Washington la falta de pago de los vencimientos correspondientes a los empréstitos de guerra concertados por varias potencias europeas en Estados Unidos. Se ha hablado de mala fe de Francia, de informalidad de Italia, de incumplimiento de Inglaterra, y se ha propagado la opinión de que las naciones europeas se habían burlado del Tío Sam. E s oportuno, pues, examinar el otro aspecto de la cuestión, para ver hasta qué punto están justificadas las críticas de j a nación norteamericana. Se recordará que el Congreso estadounidense sancionó en 1933 una ley y en 1934 otra, llamada ley Johnson que prohibía a los banqueros de aquel país conceder préstamo alguno a las naciones que no estuvieran al día en sus pagos. La primera de estas leyes tenía perfecta justificación: se habían vendido en los Estados Unidos millones de dólares en títulos de varias napiones insolventes que suspendieron los pagos tan pronto sobrevino la actual crisis mundial. Aquellos préstamos fueron una operación perjudicial, a la vez, para los pueblos cuyos gobiernos contrataron los empréstitos y para los norteamericanos que inviritieron sus ahorros en tales títulos. Los únicos gananciosos fueron los sindicatos que lanzaron las emisiones y ciertos agentes de carácter sospechoso que recibieron crecidas comisiones La segunda de las leyes indicadas no estaba, empero, tan justificada como la primera, toda vez que su propósito era castigar financieramente a las naciones ex- aliadas que no habían pagado los vencimientos de los empréstitos contratados durante la guerra y poco después de ella. Los periódicos norteamericanos llevaron a cabo una intensa campaña contra los incumplidores. Citaremos un comentario típico, hecho por un diario de gran circulación: Después de haberse concedido a Francia una reducción del 50 por ICO en el importe de su deuda, ha aumentado sus armamentos en un 100 por 100. Los norteamericanos están pagando contribuciones para satisfacer los intereses de estos títulos, mientras las naciones extranjeras emplean el dinero que deben a los Estados Unidos en comprar armamentos Pocas semanas después, el mismo periódico acusaba a Italia: Después de obtener una reducción del 80 por 100, Italia quiere ahora otra del 80 por 100 sobre el saldo que queda No hay tal cosa. Nunca ha habido tal reducción del 50 por 100 a Francia, o del 80 por IDO a Italia sobre el importe de sus deudas respectivas. E n cuanto a los armamentos de ambas, tanto da que los aumenten al 1.000 por 100, o que los supriman por completo; el asunto no tiene relación alguna con la deuda. Diremos por qué. El único medio que existe para liquidar las deudas internacionales es el metálico: oro o plata. Los ejércitos se componen de hombres y de armas. N o hay en ellos más oro que el que puede haber en la dentadura de los soldados. P o r otra parte, la mayoría de las naciones europeas fabrican sus propios armamentos, es decir, los pagan con dinero que queda dentro del país- -con dinero europeo que no sirve para pagar la deuda a los E s tados Unidos, porque para esto se requiere oro, plata o. dólares- Al parecer, el público norteamericano cree que los pagos, internacionales se pueden hacer tan fácilmente como los particulares; que si un deudor particular desea pagar una deuda pendiente, le basta con enviar a su acreedor un cheque, un giro o una carta de crédito para saldarla, y que, por consiguiente, el Tesoro francés, el inglés, el belga o el italiano sólo tendrían que enviar un cheque por valor de cincuenta, cien o doscientos millones de dólares a la Tesorería de Washington, y la cuenta quedaría cancelada. Los pagos internacionales son otra cosa. El único medio que existe para efectuar estos pagos es el metálico. Francia debe a los E s tados Unidos tantos o cuantos dólares, no francos, ni liras, ni libras esterlinas. P a r a hacer frente a los vencimientos tiene que enviar oro o plata, o que comprar dólares. Aho- ra bien: la existencia de metálico en cada país, no solamente es limitada, sino también indispensable para servir de base a la divisa monetaria nacional. H e aquí una breve estadística ilustrativa, sumamente interesante: Oro que pasee (en Cantidad que debe a millones de ddlares EE. UU. sin intereses- Bélgica Francia Inglaterra Italia Estados Unidos 380 3.022 928 373 4.012 366 3- 539 2.576 1.941

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