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BLANCO Y NEGRO MADRID 27-01-1935 página 125
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BLANCO Y NEGRO MADRID 27-01-1935 página 125

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página125
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Cuando la guerra dei Transvaal la Reina Victoria mandó enviar toneladas de christmas- puddinff a las tropas inglesas; pero encontrándose éstas asediadas por los lx ers en Ladysitiith, y habiendo caído tan gran regalo en poder de los sitiadores, éstos, para menospreciar a ios sitiados en ocasión del christmaíday, lanzaron por medio de granadas dé mortero, algún pudding, lo cual dio origen en los ingleses a ana reacción extraordinaria, cuyo resultado fué la ruptura del cerco. La receta inicial del plmn- puddmg, plum porridfi o christma- pudding, que es el nombre que tienen en las tiestas de Pascua, es la de tma masa compuesta de miga de pan, harina, grasa de riñon de buey, huevos, pasas, especias y un poco de leche. Colócase todo, mezclado, dentro de tma servilleta mojada y enharinada, cogiendo las cuatro puntas de tal manera que la pasta forme una bola. Preparado de este modo, se pone a cocer cinco p seis horas al baño Marta. ¡listo de la servilleta o, en su lugar, un trozo de tela, es cosa que no ha poaido desterrarse en absoluto, substituyéndola por moldes; es más: en algtmos sitios, desde muy antiguo, se utilizaibaTi otras cosas de imño o de tela, como puede advertirse por la siguiente anécdota: Durante el reinado de Jorge 111, el doctor Johnson, gríWi escritor, antor de obras filosóficas notables, hizo un viaje de estudio por el País de Gales, en compañía de un tarse a la mesa, fué a curiosear a la cocí- amigo suyo, llamado Boswdl, otro sabio y na y vio ijue ante un hermoso fuego iba. dqíS pr prestigioso gourmanJ. Uno de los sitios rándose con lá ardiente llama lin robusto S 5 donde tuvieron que hacer alto era un po- pollo que despedía uave y apetitoso perbre albergue, donde encargaron para la hora fumé. Ante el asador había un rapaz, que, con de comer un pollo asado y un plum- pwdditig. Después de algunas horas de excursión, una cuchara en la mano derecha, rociaba el regresaron al altergue, dispuestos a dejar el pollo, mientras que con la izquierda se depollo en los huesos, Boswell, antes de sen- dicaba concienzudamente a rascarse la cabeza. Boswell se fué al comedor, y, sin comentar con su amigo lo que había visto en la cocina, se limitó a no probar el pollo que el buen Joíhnson se comió enfento con verdadera fruición, desquitándose Boswell en el plutn- p udding. Cuando, al final de la comida, fumaba alegremente en pipa, Boswell contó a su amigo lo que había visto en la cocina, y el doctor, indignado, llamó aJ rapaz, y, cogiéndole por el pescuezo, le preguntó: ¿iPor qué razón, granuja, has estado atendiendo al asado del pollo, sin tener el gorro puesto en la cabeza... A lo cual contestó el diico entre sollozos y con un susto- enorme ¡Porque mi madre me lo haNia cogido para cocer en él el plmn- pudding... El narrador no nos dice dónde le colocaron los preguntones un par de puntapiés al muchacho, pero nos lo presumimos, y sospechamos también que, al íinal, pensarían que el fuego lo purifica todo. Gonzalo Aveíto. (DIBUJOS IMSL, 4 CTOR)

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