BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1935 página 91

co medio de destruir las demás. Si las tiene, se observa que la de su propiedad es la que más come, porque se guarda el pedazo de pan y roba hasta el de los perros para dárselo. Si en un terreno hay un pedazo que abunda en yerba nutritiva, sólo lo aprovecharán sus reses. Si el rebaño pasa por un olivo, apaleará las ramas para que sus ovejas coman la aceituna; en fin, sus cabezas son las mejores del rebaño, las menos expuestas a las enfermedades y las que siempre están mejor cuidadas. De aquí el refrán las ovejas del pastor nunca nnteren Para que el pastor sea vigilante se le debe seguir sin que lo note y de este modo formar el debido concepto de su conductaSe debe visitar el aprisco, ver si renueva a menudo las camas, si saca el ganado al campo y le vuelve a las horas convenientes y si le maltrata a pedradas o con el cayado Su ciencia- -continuaba el articulista- -debe estar reducida a dos puntos: conocer y distinguir todas las cabezas del rebaño y sus enfermedades y ya indicaba qué para esto era preciso espíritu de observación que supone conocimientos preliminares que entonces no le daban y que hoy, por desgracia, tampoco pueden poseer la mayoría le ios pastores. Si en la fecha a que nos referimos se señalaba como necesaria la instrucción del pastor, creando escuelas protegidas por el Gobierno, en que aprenda los principios, todo lo necesario al ejercicio de pastor, reformando muchas de las rutinas que en todos los ramos causan tantos estragos y se oponen a los adelantos y a la verdadera ciencia hoy podemos encarecer más aún como urgente y como necesarios los mismos ideales. El elevadísimo capital puesto bajo su custodia, es cada vez mayor, dada la grave crisis que sufre toda la ganadería y la W M i S ílíífe: S ifc f l Sp jf í;