BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1935 página 65
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página65
- Fecha de publicación13/01/1935
- ID0005480801
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¿DONDE ESTA LA IZQUIERDA? DON PEANCISCO COSSIO, AUTOR DE ESTE ARTICULO ONDE están los hombres de izquierda? La izquierda representa el progreso, ha dicho el señor Lerroux. Y éste ha sido, en realidad, el sent. do tradicional de ia izquierda en España, lo que se ha llamado el progresismo. Pero ¡ay! el progresismo era progreso a fines del siglo x v i i i y de este progreso, que dejó de serlo al estancarse, viven aún las izquierdas españolas. Quizá el tono progresivo de unas ideas le dé la estética. Veamos un buen momento de progreso español: Carlos H I Se crean con un impulso de modernidad las academias, las sociedades económicas, los centros de investigación... Se editan buenos libros y bien impresos, se fomentan los museos, las bibliotecas, el coleccionismo... Más tarde todas estas actividades se apartan de la política. La política, a la izquierda y a la derecha, empieza a ser el abuso de mando, el autoritarismo, el Livor desenfadado, el nepotismo, el lugar común incorporado a la retórica... El turno pacífico de los partidos asegura el proceso de la Restauración, pero anquilosa la inteligencia política, apartando a los jóvenes estudiosos y preparados de las antecámaras, donde se hacen gobernadores civiles, diputados V ministros. Se pone en circulación una palabra: encasillado. Y así se forman los núcleos políticos en virtud de una clasificación, de un casillero. La política es una carrera de vanidad, donde se arruinan muchos, y los que no tienen nada D viven empeñados. Ya a fines del siglo x i x irrumpe en la política el abogado profesional. En las cesantías defiende pleitos. Los hombres más austeros y representativos hacen un gran bufete con la política. Los pleitistas maliciosos creen que es buen sistema entrega sus preocupaciones judiciales a los políticos. Los males de España se ahondan, porque la gran crisis española es una crisis de justicia. Lo que yo quiero es que se me haga justicia. Y bien, estas consideraciones nos hacen desembocar en el advenimiento de la República. Hombres nuevos, moldes nuevos, leyes nuevas... Estos son otros modos. Se ponen en circulación dos palabras: estilo y clima. Todo son problemas. Ningún orador de las Constituyentes sabe hablar sin pronunciar la palabra problema infinidad de veces. Surge el bárbaro vocablo estructuración... ¿Es éste el progreso a que ha aludido el señor Lerroux? No, digámoslo sinceramente. Las izquierdas españolas en el tiempo de su mando nos han dado una impresión de cosa vieja, vetusta, próxima a desmoronarse, corno se ha desmoronado. El señor Azaña, hombre representativo de nuestras izquierdas estrena La corona. Y pensemos ¿qué es La corona? Otros s randes políticos han estrenado dramas. Pues bien, La corona, que no es el Don Alvaro, ni Lo positivo, ni El delincuente honrado, ni La conjuración de Venecia, es una obra estimable.