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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1935 página 56
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1935 página 56

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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D o n José Martínez de Velasco, jefe del Partido Agrario. -Para qne la revisión pueda ser una obra eficaz y para que podamos salir del período constituyente en que vivimos, es indispensable que su realización sea producto de una transacción y una concordia entre todos los elementos que ínte, s: ran hoy la política nacional. Por no haberlo sido antes y por haberse elaborado una Constitución que no significaba más que el sectarismo de un solo partido político, se produjo el fenómeno en España de que, apenas promulgada la Ley fundamental y por no representar la opinión del país, se sintiese la necesidad apremiante de su reforma. La manera de ev tar este daño consistiría, como antes indico, en que se llegase a puntos de coincidencia, que salvando, sobre todo, aquellos que fueron postulados de los elementos de derecha pudieran permitir elaborar un texto que recogiese el sentimiento real de opinión de todos los españoles. Si eso se pud era conseguir no habría in -onveniente en acometer de manera inmed ata el problema de la reforma. Si. no se pudiera lograr, claro es que entonces habría que aplazarla para cuando no se necesitase el concurso más que de la mayoría absoluta de la Cámara, por haber transcurrido el plazo de cuatro años de su vigencia. Es decir, que en mi sentir, no se puede hacer en esto afirmación cerrada, porque son las circunstancias y la posición en que se coloquen los partidos, quienes han de determinar la neces dad, o de acometerla de momento o de aplazarla hasta el mes de diciembre. Mi opinión en cuanto a los puntos que deben ser obieto de revisión es la de que tiene que afectar principalmente a los artículos aue se refieren a los Estatutos regionales y a cuanto se relacione con el plebiscito necesario para elaborarlos; así cómo a las materias de Ord n públ co, Tusticia y aun a la m sma Enseñanza, que deben desaparecer de los mismos, remtearrando al Estado funciones que son inherentes a su soberanía. También debe revisarse el artículo 26, que ha producido un estado de inquietud en España, próximo a la guerra civil, por herir el sentimiento relig oso de la inmensa mayoría de los españoles y pornue constituye un principio de excepción tan injustificado como inconcebible para los católicos. Se siente también una verdadera necesidad de crear una segunda cámara, que sirva de freno a los excesos y demasías a que siempre son propensas las de carácter popular. Creo necesaria la reforma de otros varios puntos, que sería prolijo enumerar y en los que estimo que no habría inconveniente en llegar a soluciones de concordia, encaminadas a corregir los yerros y defectos que la experiencia ha demostrado que contienen. D o n Antonio Goicoechea, jefe de Renovación Española. -1 0 soy un creyente, sino un excéptico en lo relativo a posibilidad y eficacia de una revisión constitucional. Y soy un excéptico, por varías razones: la primera, porque no abrigo la esperanza de que lleguen a entenderse en un programa común de revisión, los partidos que actualmente constituyen la mayoría parlamentaria; la segunda, porque aun en el caso improbable de que tal inteligencia se produzca, ya se encargarán de esterilizarla los consabidos y tradicionales obstáculos; y la tercera, porque la Constitución de 1931, de tal modo es opuesta en todos y cada uno de sus artículos al sentir nacional, cont ene tales y tan garrafales enormidades jurídicas, abunda en tales dislates, hace de tal modo imposible la tarea de gobernar, legislar y juzgar, que no habría, en realidad, más que un modo de revisarla, que es suprimirla. No un discurso de tres días, sino de tres meses, sería necesario para exponer con todo detalle el cúmulo de agravios al país, de herejías científicas, hasta de faltas literarias y gramaticales que la Constitución contiene. El análisis minucioso de las infracciones de que la Constitución ha sido objeto, desde que fué promulgada, podría exigir otro discurso, y éste, no ya de tres meses, sino de tres años. Nos encontramos ante una Constitución que contiene una injusticia y una inconveniencia en cada uno de sus artículos. Por fortuna para el país, la mayor parte de sus prescripciones no está de hecho en vigor. Y eso hemos ido ganando. Una revisión parcial equivale a una inyección para sostener la vida de un estatuto postrado y enfermo... i si todavía viviera! Pero ahora para inyectarla hay que desenterrar previamente lo que no es ya más que un cadáver. A esa tarea se prestarán médicos comediantes como los que pintaba Moliere; un facultativo de conciencia no puede prestarse. Si se abre un período constituyente, su FINALIDAD tiene que ser la revisión total: la rectificación de la obra constitucional en todas sus partes; de la cruz a la fecha, me atreverla a decir, si no recordara que lo que precisamente faHa es la cruz y lo único que debe quedar como recuerdo de la Constitución es su fecha. D o n Cirilo del Río, jefe del Partido Progresista. -El acuerdo de revisión constitucional, que es de presumir salga de esta Cámara, puesto quei en ella predominan los partidos que llevaron aquella como parte del programa electoral, estimo que debe tomarse, si no inmediatamente, porque primero es convenientisimo que se aprueben algunas leyes de

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