BLANCO Y NEGRO MADRID 06-01-1935 página 93
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página93
- Fecha de publicación06/01/1935
- ID0005480629
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S I VES DBSDB H L CIELO, H I J O MÍO, LAS LAGMMAS QOB VIEBrrO. El marqués, que era sitpersticioso, soportó el pavor. Presenció la abertura del panteón, que fué larg- a, porque se hizo preciso apartar la losa y abrir el tabiqueAl fin, el sepulturero tiró de un ataúd, del que se exhalaba un ligero olor nauseabundo. ¡Pero, diablo! -idijo el septdtuirero- No hemos hecho nada: yo no tengo las llaves, y yo por nada del mundo fuerzo las cerraduras. -i Basta! i Basta! -dijo el marqués completamente convencido- ¡Miserable! ¡Infame! i La ha enterrado viva por apoderarse de sus millones! ¿Viva? -exclamó el sepulturero. Yo aseguro a usted que estaba bien muerta. -Lo parecía. ¡Y hay tantas cosas que parecen lo que no son! ¡Vaya si estaba muerta! -excliamó con una completa convicción el sepulturero y con un acento tal, que acabó de engañar al marqués. Y ahora he aquí un final de capítulo- -de Los bandidos de Madrid- -orisen de una duda horrible, que el autor procura embrollar en dos restantes. -i Qué va usted a hacer? -le preguntó éste, pasando al otro lado del ataúd. Voy a tener el gusto de verle por última vez y diarle mi último adiós- -le contestó D. José sollozando y vertiendo un raudal de lágrimas. -Pues despáchese usted pronto, porque el tiempo se pasa y tengo mucho que hacer.