BLANCO Y NEGRO MADRID 06-01-1935 página 34
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página34
- Fecha de publicación06/01/1935
- ID0005480570
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i H V laJ 9 lADO A l A META. ¡Solo! N o solo, no. Adatemos. En realdad nunca mejor cuidado. El tren entero está pendiente de él. ¿Serán ya las cuatro? -pregunta la profesora de gafas de concha. -No son las cuatiy. La señora gorda consulta su reloj. -iFaltan diez minutos- -confirma el estudiante. ¿Nó querrá hacer algo? -sugiere el inspector de Ferrocarriles. -1 ¡Si le divirtiese mi libro... -murmura el profesor. Bebé que- -a pesar de los pesares- s un chico moderno, acoslun brado a lorniir. se solo, a comer a sus horas, a no manchar sus braguitas, pide con ji- ji y con j a j á lo que necesita y se duerme al fin satisfecho, bajo la mirada celosa de d e n ojos. Cuando la línea era directa no existía, pues, conflictos; pero ¿y si liabía que atravesar Berlín? Como en los aientos de Grimm se encontraba Bebé entonces, pequcñito y rubio, ante d monstruo que ruge, que enseña sus fauces... Pero, ¡oh milagro de organización moderna! (el modernismo tiene sus lados buenos) coñ o en los cuentos de Grknm, también surge hoy día en el momento oportuno el hada salvadora- -friiuUin de toca de nieve- que cogiendo a Bebé entre SUS brazos se lo lleva hacia una mansión segura de aluminio y cristal, i El hotel para niños! Coa sus hileras de cunas Mancas, íe baños blancos, de mesltas blancas. Con sus tiieniis todo vitaminas y sus regímenes a base de calorías. Con sus salas de juego y sussalas de música. Y, sobre todo, con su legión de manos sueves, maternas... Bebé, de cuya llegada a Berlín ha prevenido su madre por carta a la dirección del Hotel, es durante su paso por la capital sabiamente atendido, y Ja frciulem blanca lo lleva, al día siguiente, a la otra estación, donde el pequeño toma el tren que lo COTÍducirá a la meta: los brazos del tío Hans o de la tía Gretc. La nueva Alemania no quiere que sus mujere s trabajen. Por decreto quiere obligarlas 3 ser honestas madres de familia La nueva Aíemania ha prohibido que sus mujeres se pinten. La obliga a lavarse la cara cuando se atreven a desobedecerle. La nueva Alcniania desea que los muchachos. ha. sta los diez y ocho años sólo acudan a los bailes públicos patrocinados por sus padres, i pero no ha podido impedir que existan bebés rubios y rosas que tengan que atravesar solos el país de un extremo a otro! Cliiquitines que en su viaje a través de mil peligros no se ven prrjtegidos por todos esos íérKos sino al contrario, por algt que nada sabe de leyes, ni de decretos: la espontánea ternura y la generosittafl de un pueblo. Carmen de Icaza Cií