BLANCO Y NEGRO MADRID 22-02-1931 página 19
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página19
- Fecha de publicación22/02/1931
- ID0005191588
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LETRAS, ARa- BS, CIENCIAS de sillas de dentista, como si al sentarse en ellas fuesen a hacer una extracción al paciente. Dan la sensación de- -estar hechas con material de otra cosa tubos sobrantes de una instalación dé agua caliente por conducciones niqueladas, residuos de percheros y lámparas, aprovechamiento de una fábrica que se fué a paseo. Pero lo más inquietante de esas sillas es que están curvadas de modo abusivo, o sea que han de hacer gimnasia obligatoria siempre que se siente en ellas alguien. Suprimidas las patas de atrás, se pone en juego, arhitrariainente, la res. istencia del material y se le somete a una dura prueba de levantamiento a pulso del asillado ¡No hay derecho a ábiisar de las cosas! Hay que ver cómo han de poner en tensión sus bíceps de acero, dispuestos en tal cruel flexión, cuando se sienta en ellas el hombre de los cien kilos! 1 Prosperan las sillas de tubo de acero, con su aire 2 vaca que mantiene a toda la población. Pasa orguUosa de rnanutenciar a tanta gent y de ser la panacea de los enfermos. Por el campo i asan las vacas disimulándose, como distraídas de su misión, sintiéndose insignificantes grumos del paisaje. Altiva de cuernos y dé gesto, esta vaca que pasa por la calle de Alcalá va sucia, como pringada de, todas las basuras y contactos de la urbe, sin las agua. s lústrales que encuentra en el campo, mostrándose corno un mecanismo anticuado y vergonzante, ya que toda la leche de la ciudad debía ser leche condensada. 3 A veces pasa por la- ciudad esa especie- de única En la Puerta del Sol hay vendedoras impares, como la vendedora de imperdibles, la vendedora de metros y la vendedora de cadenas para los llaveros. La vendedora de metros muestra su manojo de largas. cintas. Serpentinas en cuya verdosa amarillez de color lagarto se marcan los segundos del metro, los precisos instantes de la medida. ¿En qué paraje cíe las Ventas o de Cuatro Caminos tiene esa mujer criadero de metros? Como un gesto de prestidigitación callejera, como si hubiese sacado del Metro subterráneo el fleco de metros que exhibe, vende a todo el mundo la segura manera de n) edir, pues, aunque parezca lo contrario, estos metros no están faltos de medida y tienen la honradez de sus cien centímetros. 4