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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-11-1929 página 14
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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-11-1929 página 14

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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I ETRAS, A R T E S C I E N C I A S E l fíe! d e la balanza. -íHumanista, en el puro sentido clásico, la Filosofía, la Jurisprudencia, la Historia, le son tan familiares como el Arte. En este sentido participa de aquella tradición poligráfica, universalista y heterodoxa, que arranca d e los hermanos Valdés, de Jtian Luis Vives, de Molinos. Moderno, en el sentido investigador, compulsador, de Seminarios y laboratorios, tiene la agilidad erudita v la sagacidad escrutadors de cilertos iíigenios f r a n c é s como Rémv de Gourmont, o como Emile Faguet, entre los de fines del x i x o como Paul Souday v A l t e r t Thilaudet, entre los de nuestros días. Porque el lema de Andrenio es, como el de la Casa de Saboya, Siempre adelante Es decir, que su periodismo desanboca de la revista en el diario, como los ríos en eí mar, buscando inmensidad y oleaje, esto es, humanidad v muchedumbres. Lejos del narcistano esténl, como del plebevismo envile dor, Aiulrenio es la Mesura intdectual, la balanza en el fieL Enemigo de todo exceso, su aristocracia espiritual se guía por el precepto de Luciano, el Samosata, D e nada demasiacfo Así, todos y cada uno de sus artículos ofrecen la acal ada tructura de un criticismo r nderado. Ni ap strofes, n, carcajadas: ma. tampoco evasivas ni rehuyos. Cuando hay que condenar, c o n d e No es el narc. cista asustadizo que se envuelve en velos de tropos y escapa, por no comprometerse. Es el escntor de coHcienoa y solvencia, tjuc arrostra, sin escandido, mas con br. o, las consecttenoas de su firma. t vu- r rt, f V- aliOan y l a r t u r o Su cualidad señera, la Mesura, destaca en un oasi. -í de pusilánimes o vii entos como la miliaria i el llano; marcando alturas y di ancias. Gracias a ella comienzan a restablecerse los valores, grotescamente subvertidos por el couip: uÍrazgo y el logro. Porque Aiidrctiio, a su aut rida l reconocida une su austericbíd ingente. Y sus juicios -políticos, o literarios, a societarios- -equidistan de! zafio y del gazmoño, ahora encaramados en jueces adventicios y profecticíos. Andrenio opone al zafio la finara, y al gazmoño la sinceridad, en un comíate de años y años, contra Caliluío y Tartufo, Desde la Rit ista de España, que fué. hace seis o siete lustros, nuestro Mercitrc, a Los lunes ie El Imparcial docto observatorio de Europa, las crónicas de AndrcHÍO- -ya habituado a la Rusia de Dostoyusky y de Tolstoi, a la Alemania de liautpnian y Sudemian, a la Iii rlaterra de Rm- ard y de Conrad, a la Italia de Páscoli y D Annunzio- -aportan, con la Pardo Bazán (Arcades Ambo) las nuevas formas de la crítica c Hiteniporánea. Valera, ddetantc; Clarín, panfletista: Balart. mdocto; l e j a d o r basto; Valbuena, comniero; el padre- Blanco, doctrinario, dictaniinaban a boleo y chiriperamente, pecaildo, a cada juicio, por carta de menos o de más. En tales circunstancias, de manga por hombro, y jViva la Pepa! surge Andrenio, europeo y europeizado, poniendo reg? y orden en la crítica, no doctrinarismo sacerdocio. Y esta condición suya de precursor, que se anticipa veinte años, le niMitiene en una penumbra aristocrática, hasta que, cumplido el proceso y granada la, espiga, emerge ante la nueva genera ó n en estos días de premio y popularidad, revestido de todos los atribtitos d d magisterio literario, S e c r e t a r i o s y príncipes. Sns artículos dan al periiSdico rango v eíi j j j Sean raalesquiera los te documenta y abastece con suficien j gj prolijidad, eii una pro. sa ágil v diá, tizada a las veces de ironTa v heiv ida siempre de dignidad intelectual, esto blasonada de conciencia, p servidumbre m o r a i- í l e que j f j ro tiempo, v que, como la Esfinge en Tebas, acecha al escritor para devorarlo- -es algo que repugna Andrenio, jr naturaleza y discurso. Ciertos escritores de ahora nos recuerdan a ios políticos de que habla Wells en su admirable NMz- o Maquiaz elo: E n cuanto e dirigiau a la realización aquellos hombres, adoptaban, ¿cómo diré yo? una actitud de secretario. Sin duda, Maquiavelo no sab a exactamente qué príncipe le convendría más, si César Borgia, Julián o Lorenzo. Pert) príncipe tenía que ser... Andrenio, íntegro y firme, en su espíritu de liberto contemporáneo, acaso piensa, como Wells, que en nuestra situacii in actual todos ios príncipes y hombres de ILstado son algo servidores, y todos ¡os seres humanos, medianamente inteligentes, son un poco príncipes t i j r K rtStOOal de V astrO.

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