BLANCO Y NEGRO MADRID 10-11-1929 página 32
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página32
- Fecha de publicación10/11/1929
- ID0005129253
Ver también:
1. F. TEA. S. Arr. TKS. Cil TXCSAS muchos padres descuidan o confían a quienes no saben cimentarla. Por evitar al niño pequeñas rabietas y contrariedades, o más bien por evitar la molestia de tener que soltar algún que otro grito enérgico, se amontonan dolores y odios, que caerán más tarde sobre la cabeza del hombre en que se convertirá ese muñeco, cuando comprenda que pierde su poder a medida que pierde su debilidad. Sería dulcísimo prevenir todos los déseos del niño, llenar de flores sus caminos y apartar de él todos los pesares; pero, ¿permanecerá siempre niño y permaneceréis vosotros siempre a su lado para protegerle? Os haréis viejos y moriréis; pero, aún antes, el niño se hará mozo, se escapará de vuestras manos y se lanzará a la vida con las fal. sas ¡deas que le habéis dado, chocando con los hombres y con las cosas, tropezando a cada paso contra su pobre corazón. i No le engañéis jamás! Enseñadle desde muy temprano que la libertad es un sueño, que el hombre es el enemigo del hombre, y que si está dotado de energía logrará dos o tres veces en toda su vida hacer lo que se iiaya propuesto. No coloquéis a grandes réditos las pequeñas penas que habéis evitado al niño, para que el hombre las encuentre después, más grandes y multiplicadas. Desconfiad asimismo de una teoría que es dulce al corazón, pero que no debe engañar a la inteligencia. Es preciso guiar a los niños por la razón. ¡Por la razón! ¿Cuántos hombres hechos conocéis v hasta que estén a punto de desíiacerse, que puedan ser guiados por la razón? A io sumo por el raciocinio, que ya es diferente. Los niños raciocinan mucho antes de lo que se cree, y ios animales también raciocinan; el gato que ha recibido tres veces un palo por haberse bebido la leche, acaba por pensar que el beber leche produce dolor de ríñones, a m. enos que se beba muy deprisa y se haga en seguida saludable ejercicio huyendo con rapidez. Pero, ¿creéis que el azar, que los hombres raciocinan con vuestro hijo? Enseñadle lo primero a obedecer. Si razonáis, no tardará en advertir que tener de-