BLANCO Y NEGRO MADRID 15-09-1929 página 121

SUPLEMENTO DEL, N U M E R O 2 000 lll DN RINCÓN DE MAKI- I, TJNA EN I i FIESTA DE LOS PIJAMAS con el dinero de la población toda, celebra los viernes, por la noche, sus comidas de gala. Son fiestas de una concurrencia excesiva esto es, fiestas no de una definitiva distinción, pero sí fiestas muy divertidas, en las que se presentan números verdaderamente atrayentes y la concurrencia baila y batalla con pelotitas de papel hasta altas horas de la madruguda. Regatas, jjolo, tennis... Los deportes acaparar! también la atención de Biarritz en un sucesivo e interminable desfile. Días atrás el marqués de Portago obtuvo para España una reñida victoi- ia con uno de sus balandros, y la gran copa del premio fué llenada hasta sus bordes con el dorado líquido de uno de esos caros champañas fabricados antes de la guerra. ¿Descanso de las vacaciones? ¡B a h! No hagan ustedes caso. Por lo menos en Biarritz, y en septiembre, no descansa nadie, y si el cuerpo resiste tal derroche de energías es, si acaso, por su necesidad de vivir al aire libre. Pero vida de agitación constante y de un ir y venir que no. cesa hasta que cese el verano. Biarritz, lugar simpático y absurdo que no llega a ser ciudad y tiene todas las atrac- ciones y comodidades de la más grande capital. Cierta mañana de las. primeras dé septieinbre un amigo del que esto escribe pidió la lista en uno de los comedores de un reciente y monumental hotel. Acudió el camarero correspondiente para decir no podía servir al pedigüeño por estar el sitio aquel reservado únicamente para comensales en vestido de baño. -Pero ¿y aquel señor que come vestido de americana? -preguntó el rechazado. Lo hace con una madame en maillot- -repuso el camarero. Y entonces mi amigo, para darse el gusto de ser admitido en a; quel exótico lugar, descendió hasta la cercanísima playa e invitó a comer a la primera bañista que eur contró al paso. No lo hizo con un ademán galante, sino explicando el apuro en que se encontraba. Y ella aceptó, aunque ¡parezca absurdo y acaso, puesto que vivía en Biarritz, precisamente por ello. J. Spottorno y Topete. Biarritz y septiembre. (FOTOS NOVABO) 189 a- -6