BLANCO Y NEGRO MADRID 08-09-1929 página 25

LETRAS, ARTES, CIENCIAS tución del libro primitivo; el manto de la Virgen es terciado, y la época de este período, sig- los XIII a XV. El tercer período corresponde al renacimiento del siglo XVI, en que Madre e Hijo se miran mutuamente con cariño, en actitudes movidas; el plegado de la rojja es perfecto, y la ornamentación escultórica, más rica. Después del Renacimiento sucedió el arte barroco y, finalmente, el moderno, con toda su admirable perfección. Margarita Nelken, en tm estudio que publicó el próximo pasado año sobre La Virgen y el Niño a través del Arte, considera las representaciones d e la Madre de Dios en dos grandes épocas, separadas por el R e n a c i m i e n t o itálico, momento a la par más brillantei y mate decadente. Primero fué la VIKGEN BARBOCA DE CliOSTERMAKS (SIGLO X V I I l) JATIVA tiguas como objetos de arte retrospectivo, a veces verdaderas joyas de un alto valor estético y arqueológico. La iconografía describe las esculturas de la antigüedad y tiempos medievales (según Mélida) y en la iconografía mariana los tratadistas suelen marcar tres tipos principales de esculturas: el de forma hierática o de arte románico; imágenes rígidas, graves, sedentes, encaradas al pueblo y con el Niño sobre ambas rodillas de la Virgen, bendiciéndole con su diestra y manteniendo en la otra mano el libro de la vida (siglos i x a x i i) E i segundo tipo es el gótico o de transición: esculturas de expresión más dulce, de factura más natural, en mayor tamaño y con tendencia al movimiento. Cuando la Virgen está sentada en trono o sitial, el Niño lo está sólo en la rodilla izquierda y no sobre ambas, o en el brazo izquierdo si la Madre está en pie, aunque también en actitud de bendecir; pero en su izquierda tiene un pajarito o la manzana paradisíaca, en substi- Virgen María adorada en las Catacumbas, bajo el t i po humilde de la esposa judía, cubierta en v e l o s después, cuando a la Iglesia triunfíante paredió pobrte aquella representación y encajó mejor la de la Virgen gloriosa: la de la Reina del Empíreo, recargada de joyas, ropajes y coronas; mas, pasado aquel deslumbrador transitorio, v i n o la creación de la Madre del Amor, y la Virgen) Dt orosa, VIEGEN TITUBAR GÓTICA DE PLATA, DEL. CABILDO CÁ BEDRAL (VALENCIA) y las imágenes hie-