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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-07-1929 página 104
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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-07-1929 página 104

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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BBIGIDA Y SU BODA ¡Como hubieras esperado un poco para narnos sobre el cochecillo donde chapurrea ¡Rosalinda. Yo quiero, unirme a tus renunciacasarte... Cuando me dice estas cosas siento deseos ciones, Gaspar; yo, como buena esposa, asde darle, como cuando éramos niñas, dos piro a compartir tu trabajo. Dos días después. -i Te van a sorprender, cachetitos: ¡clic, clac! Blla me los devolvería, j qué hacer 1 Pero aliora lleva las me- Brígida, garrapateando ahí, al lado de tu jillas muy pintadas, y yo no me atrevo a nena! Se te ha olvidado que tenías que darle tocar un cuadro tan bien logrado. Me en- de comer, y la pobrecilla protestó desespecojo de hombros y contesto: ¡T ú no sa- radamente. Iba a reñirle su madre, cuando bes nada, pobrecilla! cosa que le molesta se le ocurrió mirar qué hora era. i Pobre muchísimo. No niego que durante mi vida criaturita! ¿Puedo añadir: Y pobre mamá, que no de soltera tuve que resignarme al sacrificio, ¡y no ipoco! Me gusta. viajar; me apasio- puede estar tranquila ni un instante. No; nan los viajes, porque son como una puerta eso, no! Esta obligación de cuidadora de abierta hacia lo desconocido; como el embar- niños me hace mucho bien. Soy menos caprico con rumbo a un mundo nuevo, abundan- chosa, y, en fin de cuentas, esto de perfecte en sorpresas; como una conquista; como, cionarse es lo más importante de la vida. una amipliación. Gaspar, como artista y poe- Benditos sean, pues, todos los trabajos que ta, percibe mejor que yo la invitación al santifican. Gaspar y mi conciencia están viaje que es una de las más urgentes de satisfechos. todas las invitaciones para gozar la pobre Ayer fué día de fiesta. Bajo el azul dovida que pasa. Pero hay que tener en cuenta sel del cielo acompañamos los tres- -sí, sí; a nuestra hija: no podríamos llevarla y no también Rosalinda- -a la procesión de la querríamos dejarla aquí. Por ella nos hemos Virgen. Mi suegra, un poco encorvada, paquedado; por ella me he negado a ir a los recía que buscaba con la mirada la encanbaños de mar, donde me hubiese reunido con tadora figura de Mercedes. Pero Mercedes mi familia y con mis amigas. Rosalinda es no estaba alllí... Sin ella, las albas musemuy pequeñita. Le hace falta el ambiente linas se agitaban como alas de ángel; sin del bosque, de las praderas, la tranquilidad ella, los cánticos antiguos ascendían hacia de Los Zarzalillos. ¿He de quejarme, enfa- la Reina de los Cielos; sin ella, saludaban darme, echar de menos los paisajes lejanos, las letanías a la Rosa mística, a la Estreios animados- paseos, la natación, el tennis lla de la mañana. Sin ella... y, sin embargo, y el baile? No; no echo de menos nada. ella estaba presente. Fué Mercedes quien Desde que soy mamá comprendo- verdad enseñó aquellos cantos a las muchachas, que es curioso? -el principio ascético de nuien les hizo sentir el amor a la divinidad. que el sacrificio, en vez de disminuir la in- Sembró, y luego, obedeciendo al llamamientensidad de la vida, la aumenta. Todas mis to del Amo de la cosecha, se fué a labrar renunciaciones a favor de Rosalinda influ- en campos más extensos. La muselina blanyen en que me sienta más libre, más rica, ca fué substituida por un velo negro. Enmás feliz, más viva en el buen sentido cerrada entre las paredes del jardín de un de la palabra. ¿Qué te parece esta con- convento, nuestra hermana se dispone a versión, bella María emancipada? ícr hermana de todos los pobres, y ya nunvdlverá a procesión que Renunciación... Mi vestido de cretona vale ca, jamás, campo, que ver la le gustaba. Retanto unos céntimos, pero me sienta admirable- recorre el mente. Hoy he ipasado no sé cuántas horas nunciación... bañando, vistiendo, dando el alimento y pai Qué apacible dulzura tiene este día de seando a mi hija, pero soy yo quien disfruta fiesta! El viento estival inclina las rala alegría de verla crecer, desarrollarse como mas al paso de la blanca imagen de Mauna flor; es a mí a quien miran, al desper- ría; una nube de aromas ondula entre los tar, sus ojos grandes y azules; es junto a mi setos del camino. Las voces no están bien corazón donde se calman todas sus penas. afinadas ni los rostros son muy bellos, pero Soy su madre, su madre I Todos los sufri- las almas se entregan calladamente. Pienso mientos, todos los sacrificios, hacen que el en la bondad de Dios y de la Virgen, que, amor maternal sea una cosa tínica, prodi- sonriendo a los pobres seres humanos, sagiosa. ben escuchar las inefables melodías que Renunciación... Gaspar quiere trabajar surgen de sus almas. Refugio de pecadosin descanso para su hija. Ha aceptado el res, Consuelo de afligidos, Madre purísiencargo de decorar una iglesia de estos alre- ma, i qué nombres más seductores vuelan dedores. Pasa fuera de casa muchos días, y por los campos! Cantamos a toda voz con eso que nos hacíamos la ilusión de no vol- aquella buena gente, lo cual da ganas de ver a separarnos nunca. Renunciación... Va reír a mi hija, y pensamos que aquella proa venir él, de un momento a otro; veré svi cesión es una imagen de la vida: una caamada figura cuando dé vuelta al recodo de minata lenta por entre los campos fecunla avenida de hayas; saldré corriendo a su dados por el trabajo; por entre los cánticos encuentro; cubrirá de besos mi cara tostada imperfectos; por entre las oraciones humilpor el aire libre, y mi cabello, sobre el cual des y temblorosas, que la bondad divina baila un rayo de sol. Me llamará vida mía. oye y acoge, a pesar de todo. alma mía Vendremos, abrazados, a incli ¡Oh, Virgen de la Asunción, tan queri-

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