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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-07-1929 página 98
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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-07-1929 página 98

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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I. A MUJER Y LA CASA había acompañado en ¡a emigración a su. tío el liberal no quiso dedicarse ni a la astronomía, ni a las matemáticas, ni menos a la arquitectura militar, como otras pensadoras de. su tiempo. Se dedicó al estudio de las flores, y las adiciones que puso a su traducción de la obra italiana Del cultivo de las flores que provienen de cebolla, valióle un premio y una corona de flores naturales, que le impuso el entonces director de Instrucción pública. IDsa guirnalda que enlazó a su frente, prenjio de docto afán, la linda Flora, de aplauso no mortal merecedora te anuncia a la futura ¡hispana gente. Así comienza el soneto con que celebró Morat n este triunfo. Pero la hispana gente no se acuerda de doña Luisa Gómez Carabaño, ni siquiera con motivo de esta Exposición de su ciencia. Yo creo, sin embareo. que su espíritu vaga estos días por el jardín en el cual seguía, en su forma mortal, ios cursos del sabio Arias. Aunque también pudiera ser aue su extraordinaria modestia (su obra sé imprimió sin saberlo ella) le hiciese desertarlo precisamente ahora por temor a ser reconocida. La lección de la duquesa. De todos cuantos objetos se ofre- EL I AXACETB DE I. A MO- NCLOA, (FOTO HAUSEB T M E N E T) cen a la curiosidad y devoción del visitante, en este Palacete de la Moncloa, Y los gustos. Sin saber a quién pertenemilagrosamente resucitado por la Sociedad cieron, se comprende que fué a una gran de Amigos del Arte (y muy en especial por dama: todo muy sencillo, pero finísimo. Nada ese amable erudito que se llama D. Joaquín que chille que atraiga desde lejos. La Ezquerra del Bayo) ninguno tan evocador axlvenediía recibe aquí una lección elocuencomo las prendas que constituyeron un te de refinamiento y de buen tono. Como si día la indumentaria de la duquesa de Alba. nos dijeran: En esta época no había peEl traje, la mantilla, los cubrecorsés... ligro de que se confundiese a una duquesa Ante ellos la evocación conviértese en alu- con una mujer de baja estofa. Y cuando cinación. Ya no vemos el maniquí que os- la duquesa gastaba un dineral en vestirse, tenta el traje; es la propia duquesa quien el dineral no se ostentaba por ninguna se mira en esa psyché. De un momento a parte. otro va a volverse para coger la mantilla de Y hay también otra lección, y ésta infina blonda o para sujetarse la manteleta cluso para las duquesas: la ropa interior de con un alfiler de ese acerico... No hay re- la maja de esa adorable figurita que altrato, por genial que sea, aunque en él gunos quieren ver como símbolo de toda lihaya puesto D. Francisco todo su genio y cencia, y por su recato, por su castid id, ser su rendida admiración, que nos haga sentir viría hoy día únicamente para una niña de a Teresa Cayetana como estos objetos in- primera comunión. animados que nos cuentan, verídicamente, las proporciones de quien los usó. Margarita J elk n. TRAJE Y M- ÍNTILLA DE LA DUQUESA D E AiBA, EXPUESTOS EN

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