BLANCO Y NEGRO MADRID 21-07-1929 página 42
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página42
- Fecha de publicación21/07/1929
- ID0005131071
Ver también:
A CT U A L I D A D E S La semana humorística. POLVILLOS DE SALVADERA N el pasado domingo, una agrupación comercial madrileña, desafiando los rigores caniculares, organizó- ¡y luego dicen que no hay buen humor! -una carrera pedestre, para la que se inscribieron unos cuantos intrépidos jóvenes, decididos a correrla, en el buen sentido gimnástico de la palabra. Nos explicamos, aun en estos días implacables, una carrera pedestre improvisada; por ejemplo, la de un acreedor para dar alcance a un deudor, al que no pudo echar la vista encima durante muclio E tiempo; pero una carrera seriamente organizada para recorrer cinco o diez kilómetros al trote sin conseguirse ninguna finalidad práctica, la verdad, es gana de presumir de deportivos. Pero olvidamos que hoy el deporte ocupa las mayores y más intensas actividades. Nunca pudo sospechar Flammarión en su Pluralidad de mundos que llegara a existir algún día este nuevo mundo de los deportes. Hoy se cultivan con un ardimiento digno de mejor causa. De mejor causa, sí; porque hay algo más sobre la tierra que pasarse la vida dedicado a las diversas manifestaciones del deporte, desde correr detrás del balón para meterlo en una portería, hasta darse de puñetazos científicamente, a golpes de gong. Y que no se nos venga con la consabida monserga de mens sana in corpore sano, porque hasta ahora no sabemos de ningún ganador de honorífica copa o campeón de cualquiera de esos juegos, que haya escrito nada interesante ni profundo sobre ciencia, literatura o arte, ni resuelto proble- mas sociales o políticos, demostrando, en fin, que tienen la niens tan dispuesta como el corpore. Pero de todos los deportes, el que nos parece más absurdo e ineficaz, en cuanto a su moderna aplicación, es el pedestrismo al que antes aludimos. Ya su nombre predispone desfavorablemente... ¡pedestrismo! No obstante, hay muchos jóvenes que lo practican con una decisión merecedora de mejor empleo. ¿Por qué, para qué sirve eso de correr m u c h o? Filosóficamente considerado, el aprendizaje de correr parece más bien enseñanza que puede estimarse como antagónica de una virtud: el valor.