BLANCO Y NEGRO MADRID 14-07-1929 página 9

LETTRAS. ART. KS, CIENCIAS Y PAEA SUS I- AGOS, QOE ESAS BALSAS KNOBMES... sin participar del encanto, con que el am- biente y el escenario nos regalan. Así, para cruzar las arenosas llanuras del desierto, aun cuando el automóvil las ha hollado triunfador, preferimos al cómodo asiento del moderno vehículo el que descansa sobre el giboso lomo de los camellos. Sin los camellos y los camelleros, el desierto perdería su brillante colorido- dé estampa singular. Para navegar por las costas argelinas, si queremos saborear todas sus bellezas, tendremos que renunciar a las comodidades que nos brindan los modernos vapores, verdaderos palacios flotantes, y embarcarnos en una de esas arcaicas barcazas que a las veces navegan empujadas por el viéilto que hircha sus velas y otras veces avanzan impiüsa. f as por los remos que empuñan negros fornidos. A bordo de tales embarcaciones se vive el momento actual, se goza del bello espectáculo que la Naturaleza ofrece al viajero y puede rememorarse el pasado: audacias, intranquilidades, piraterías. I. as fértiles llanuras americana- s, cruzadas al paso lento de unos bueyes, mal acomodado el viajero en el no muy blando asiento de un carricoche, entre birlocho y cabriolé, habrán de regalarle mayores bellezas a quien tal medio de locomoción emplee que a aquel que las atraviese en un raudo expreso. Sin renegar del progreso- -nada más lejos de nuestro ánimo- somos fervorosos partidarios de que para viajar, si se quiere gozar del placer de viajar, deben utilizarse en cada país los medios de transporte que eí mismo ríos depare, como más pintorescos, -como tnás típicos y... acaso como de rííayér- utilidad; El automóvil, en la India, se nos antoja una profanación, una ofensa al vehículo indígena, especie de palanquín sobre ruedas, tan artísticamente engalanado, tan evocador, tan indio; -así cOrrio diputamos- -huéspedes de la C h t h a- ü nada hay mejor para vadear sus ríos que el balanceante palanquín, y para cruzar sus lagos que esas balsas enormes, producto de la vegetación y del ingenio asiáticos. ...Y así, luego de realizados nuestros viajes, reintegrados a las comodidades del hogar, podremos decir con toda verdad que hemos viajado y que conocemos los encantos de los países visitados. J pdolfo de Salazar. (FOTOS OBBIOS