BLANCO Y NEGRO MADRID 07-07-1929 página 85
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página85
- Fecha de publicación07/07/1929
- ID0005130902
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GRAN MUNDO Biografías contemporáneas. LAVIDAJNTIMADEL PRÍNCIPE DE GALES (Continuación. Su entrenamiento como oficial d e M a r i n a l, Rey Eduardo murió cuando el príncipe se encontraba en el Colegio de Dartm o u t h y con ello se abrió una época nueva en su vida. Ya había expresado persistentemente su deseo de incorporarse a la Marina de guerra, a lo que el Rey Jorge no se oponía, pero la Reina si. Apeló e n t o n c e s a la Reina Alejandra, su abuela, para que le. ayudara en sus propósitos, y un miembro de la Corte de aquélla refiere lo siguiente. Se trataba en el Consejo de familia de S á dringham de decidir sus destinos: -Mamá- -dijo él, de pie en el centro de la habitación- d e s e o viv a m e n t e entrar e n la Marina. No creo que mi padre se o p o n g a ni la Reina Alejandra tampoco. ¿Quieres darme también tu consentimiento? -Sólo hay una persona que pueda responder a esa pregunta- -dijo la Reina- y esa persona es tu padre. La Reina María miró entonces fijamente a su consorte. -Lo p e n s a r é- -d i j o éste. Y así terminó el Consejo. La escena tenía lugar en el verano de 1910. Pocos meses más tarde, en el P a l a c i o de Buckingham, el príncipe supo la decisión de que ingresaría por fin en la escuadra, después de ser investido como nuevo príncipe de Gales, en el castillo de Carnavon. En vano imploró que se arilazase esta solemnidad hasta después de su estancia en la escuadra. C h o c a b a con la resolución inconmovible de su madre, que quería verle investido de su gran título antes de darse de alta en un buque de guerra, como un simple aspirante naval. No tuvo más remedio que prepararse p a r a la ceremonia, en la que actuó con gracia y severo continente. -Bueno, gracias a Dios que hemos concluido con esto -fué el primer comentario que hizo a su viejo criado, que le asistía desde los diez años. Tres semanas más tarde se incorporaba al acorazado Hindií. stan, como aspirante de M a r i n a y durante dos o tres días fué tratado como príncipe; pero en seguida entró en el desempeño, un poco áspero, de los debe res que le esperaban. El Hindiístan se hizo a la mar, y la vida marítima fué enteramente d i f e r e n t e de la que se l l e v a en los p u e r t o s Jf Cuando el p r í n c i p e se vio en alta mar ge encontró en un mundo completamente d i s t i n t o de aquel en que había estado viviendo. Se convirtió en uno de tantos oficiales de a bordo, aunque con alguien j siempre a su lado, indicándole cómo se debían hacer las cosas. Esta fué una nueva experiencia para el príncipe, muy distinta de las elaboradas ceremonias de la Corte. Allí compartió la vida de marineros y oficiales. Allí aprendió a beber wMskev y soda y a hablar ese dialecto délos a l c á z a r e s d e proa, con una fluidez que fué por mucho tiempo la admiración de sus compañeros en el barco. Cuando el Hindustan terminó su crucero, tres meses des- pues, el príncipe fué llamado al hogar y se diri- E