BLANCO Y NEGRO MADRID 16-06-1929 página 105
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página105
- Fecha de publicación16/06/1929
- ID0005131550
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B R Í G I D A Y SU BODA aMie gi. s- i ii SB MARCHARON AMBAS, T MARÍA ENCENDIÓ UN PITILLO T SE INSTALO EN EL SOFÁ -Tienes razón, Chonchón; eso debes hacer, i Quieres que te enseñe la casa de Brígida? Ven conmigo. Se marcharon ambas, y María encendió un pitillo y se instaló en el sofá. ¿De modo que ahora trabajas? A mí sólo me gusta divertirme. El verano pasado creí que ibas a seguir mi ejemplo; pero te encuentro vestida con una blusa de taller, con manchas de pintura en los dedos, con el cabello alborotado... ¡No estás fea, n o! ¿Y de felicidad? ¿Qué tal va la cosa? ¿Sabes que me quiere con delirio un mudhacho formal, trabajador, por el estilo de tu marido? -Cásate con el, María. -Eso, n o no es bastante rico. Hay que tener en cuenta que cada día que pasa es más necesario el dinero. Acaso te figuras que basta el lujo para- ¿ser feliz? Sacudió la ceniza de su cigarrillo, y dijo en voz baj a -No, Brígida; pero yo no puedo vivir sin él. A pesar de lo cual me aburro en todas partes. Entraron Mercedes y Chonchón, y prosiguió con su aire despreocupado. -Anda, niña; ve a busaar lo que tú sabes a mi coche. -Pero, ¿tienes automóvil? -preguntó Mercedes. ¡Q a r o que sí! Uno pequeñito, que guío yo misma. Lo paga papá, y yo le devolveré su dinero con lo que me den de aguinaldos. Es un cochecito muy cómodo y muy elegante. En seguida volvió Chonchón con un magnífico ramo de crisantemos, que parecían cabecitas despeinadas, en los cuales flameaban todos los tonos del sol poniente. Hondamente conmovida, abracé a María. -Eres muy buena muchacha, cuando quieres. (CONTINUARA EN EL NUMERO PRÓXIMO)