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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1929 página 86
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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1929 página 86

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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DEPORTES FÚTBOL INTERNACIONAL, Los Seleccionados Nacionales de España. UEVA temporada internacional. Lejos ya el terrible f r a c a s o de Amsterdam. Más perdido en el olvido aún aquel trance de Paris, donde la mala fortuna de un instante, de una jugada como nunca podrá repetirla Vallana, nos alejara del objeto deportivo olímpico perseguido con tantos afanes y acariciado d e s d e Amberes con tantas esperanzas. Ahora se trata de buscar otras fórmulas, de encontrar con las n u e v a s figuras otros recursos que a ser p o s i b l e traigan triunfos que puedan resarcirnos de los fracasos anteriores. ¿Será ello posible? Por nuestra parte queremos ser optimistas... La selección nacional va a iniciar hoy en el nuevo y magnífico campo del Sevilla sus actuaciones esperadas. El seleccionador nacional, el competente crítico José María Mateos, ha sido este año el hombre encargado de buscar las individualidades, acoplar el conjunto y proceder a la preparación estimada indispensable. El criterio del seleccionador ha cambiado fundamentalmente. No son ya los once nacionales esos futbolistas de excepción que cada equipo cree poseer y sobre cuyas virtudes la crítica llama constantemente la atención. Ese era el sistema anterior, cuyo indudable fracaso hacía obligada la reforma que se inicia ahora en el partido contra los seleccionados lusitanos. Para que los once virtuosos de la nación dieran el rendimiento apropiado, hacíase precisa la fusión, el acoplamiento que nunca se pudo lograr. Los obstáculos que se interponían eran tan formidables, que un año tras otro, si se consegu a reunirles en una fecha- -la del partido internacional concertado- -era también el primer entrenamiento de conjunto. Entonces surgían las dificultades, se apreciaban esas incompatibilidades tan frecuentes entre los ases y resaltaban los perjuicios del sistema. ¿Eran culpables los entrenadores? No, en modo alguno. El procedimiento era y sigue siendo el mejor; pero para que dé eficaz resultado una selección, como un equipo, es N ZAMORA T s u CLAQUE menester prepararle de. modo adecuado. Y el equipo nacional, que precisamente por serlo estaba más obligado que otro alguno a prepararse, no se reunía sino fragmentariamente. Error indudable también eran aquellos otros partidos de probables y posibles, que solían revestir todos los peligros de un durísimo encuentro de campeonato nacional, sin ninguna de sus ventajas. De ellos resultaban siempre jugadores inutilizados, que perjudicaban la presunta formación, que a última hora era preciso zurcir con remiendos no siempre de buen resultado. Fué discutida por los periódicos vivamente una proposición interesantísima: la constitución de un equipo nacional definitivo, a base de los mejores jugadores profesionales, que sería, por decirlo así, propiedad del Comité Nacional. De este modo el grupo mejor estaría reunido tal como ahora pueda estarlo el de cualquier Club; con 3 a diferencia de que sus actuaciones no serían otras que las de los matchs internacionales. Así se conseguiría la unidad de acción y de eficacia que parecía imposible de lograr en el equipo representativo. Si en teoría la idea parece afortunada, en la práctica no habría Comité que se atreviera a ponerla en acción. ¿Cuál sería la actitud de las Sociedades que fundan sus posibilidades en una o varias de esas figuras ases del balón redondo? ¿Cómo podría mantenerse en forma un equipo que en el mejor de los casos sólo jugaría ocho o diez partidos por temporada? ¿En qué

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