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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1929 página 70
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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1929 página 70

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ESPECTÁCULOS OTRA ESCENA DE DANZA DE MUERTOS el g ran autor del Inferno. La astucia se agndiza constantemente en ambos para procurar una nueva herida al contrario o para excitar y hacer aún más intolerables las existentes. En estas circunstancias, sin relación algfuna con los habitantes de la isla, lleg a al fuerte el primo Kurt, y, mientras Edgardo gusta con él de su gran placer de ía mentira, hablándole de la existencia felicísima y envidiable que disfruta, Alicia procura seducir al confiado huésped, a fin de herir definitivamente con la injuria del deshonor a su adversario. Kurt, en suma, acaba por huir, horrorizado. Y cuando, solos de nuevo los esposos, ella arroje al rostro de Edgardo su deshonra, él dominará su primer impulso homicida para dejar caer lentamente sobre ella la frialdad siniestra de sus palabras desdeñosas e irónicas. Dentro de tres meses- -añade- -celebraremos nuestras bodas d plata. Kurt asistirá a la ceremonia, el director de la Aduana pronunciará un discurso, el ayudante dará la señal de los burras, i Qué es la vida? ¿Una cosa seria? ¿Una farsa? Yo no lo sé. Continuemos, por lo tanto. La mujer, vencida, se hunde en una butaca. El la mira ferozmente. Es seguro que, en cuanto ella se recobre, la pelea volverá a comenzar. Así el drama termina tal como principió; drama sin solución que envuelve implacable a aquellos espíritus sin luz, a aquellos dos muertos efectivos, condenados a una danza macabra inacabable, bajo la acción de un odio llevado a la máxima tensión. Desde luego, la Danza de muertos, y por eso nos hemos detenido en ella, es una de las obras más angustiosas del genial dramaturgo sueco y, por lo tanto, una de las más representativas entre el cúmulo extraordinario de su producción. La iracundia misógina de un hombre que, como el autor, se casó tres veces, divorciándose otras tantas, pues nunca halló la ansiada felicidad, aparece con vigor extraordinario. Y su suposición de que la mujer se apodera de las facultades masculinas, puesto que procura apropiarse y obtener mientras el hombre se da y aminora, tesis completamente desarrollada en Acreedores, queda vivamente expuesta en la anulación de Edgardo, siquiera aquí haya más b en un intercambio de acusaciones y desventuras. La triste vida de Augusto Strindberg explica sobradamente, en efecto, el carácter de su obra. Nacido en Estocoímo en 1849, después de una infancia muy amarga, entre un padre áspero y una madre que tenía que preocuparse de otros diez hijos, que no

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