BLANCO Y NEGRO MADRID 17-02-1929 página 23
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página23
- Fecha de publicación17/02/1929
- ID0005133184
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LJiTKAS, At 4 Ti- S, Novela cinematográfica. AMOR T R I U N F A N T E NCLAVADO en estrecho valle, y ai abrigo de imponentes montañas, alzábase el pequeño pueblo, constituido por un conjunto de toscos edificios, la mayoría d e ellos hechos con burdas tablas. Mineros a quienes el espoleo de captar prontamente la riqueza impulsara ha, sta aquel inhóspito rincón de la tierra, e r a n los moradores del poco grato lugar. Moradores trashumantes y adventicios, cuyo pensamiento palpitaba siempre con el anhelo de tornar a sus patrias lejanas en cuanto el azar hubiera colmado su afán de apañar una cantidad de! EMMAj ANGUSTIADA Y TRÉMULA, ESPIABA LA EFUSIVA ESCENA áureo metal encerrado y escondido desde milenarios tiempos entre profunda expresión de disgusto. Y con seco los pétreos murallones amontonados por la acento contestó, evasiva: Naturaleza en el transcurso del tiempo. Comprenderás que algo importante me E Cierto día, cuando ya ei sol disponíase a ocultarse en el horizonte para ir a dar sus rayos a otras latitudes y a otros seres, una mujer de linda figura juvenil caminaba por el campo, marchando con paso vivaz y ágil. De pronto, con ella enfrentóse otra fémina no menos ¡inda, que la interpeló: ¿Adonde vas, Lucía? La interrogada mostró en su bella faz obliga a estar fuera de mi casa a estas horas, -Lo tmico que te interesa son los asuntos referentes al corazón. ¿Y quién eres tú, pobre Emma, para bucear en mis sentimientos? -Quizá tenga derechoLucía rió, sarcástica. Y, tras de breve pausa, preguntó, burlona: -I Aludes al derecho que crees tener sobre el amor de Ricardo? Que. creo t e n e r? No, Lucía. Di más bien que tengo. -No d i s c u t a m o s y apártate de mi camino. Adiós. Y, bruscamente, Lucía r e e m p r e n d i ó su marcha. Emma. después de titubear durante un momento, deslizóse, cauta. y silenciosa, en seguimiento de la otra mujer. En tal forma recorrieron ambas na zigzagueante vereda, hasta desembocar en abrupto desfiladero rodeado por añosos árboles y espesa maleza. Un hombre de gallardo e m p a q u e- i) Esco. -PL 4, RICARDO iiio. HE SS. SA C. TER! aguardaba sentado s o-