BLANCO Y NEGRO MADRID 10-02-1929 página 114

LA M U J H n y L A CAS A que el tiempo, lejos de esfumar, perfila e ilumina con la luz celeste de la inocencia, que no conoce sombras de desilusión. Más tarde, las fiestas de juventud ofrecen mayores atractivos; p e r o no perduran en nuestro recuerdo con igual intensidad. AI d e j a r de ser niños, los tonos rosados de la vida se abrillantan, quizá reflejando ilusiones, y se obscurecen también si el desencanto se interpone, hasta que la dulce tonalidad gris de la verdadera felicidad invade la tierra con el fin de que sólo levantando la v i s t a h a cia el Cielo veamos la luz que no se extingue jamás. Mientras t a n t o q u e los niños gocen, sin que olviden un momento su misión educadora aquellos a quienes c o r r e s ponde ejercerla. í Merece especial estudio la elc- íción de disfraz nunca deben encarnarse en la infancia persoi- ias d e s d i c h a d a s que la Historia censure en justicia. El niño se encariña con el ser que durante unas horas va a representar, y sería muy útil que, jugando a manera de cuento, se le hiciese conocer virtudes, heroicidades y anécdotas del personaje representado. Cada niño relata los lechos que ya juzga propios, y en una tarde habrán adquirido conocimientos h i s t ó r i cos que ante la mesa de estudios tardarían meses en aprender. Además, estas fiestas hacen sociales a los niños, e insensiblemente X los chicos a p r e n d e n a ser galantes, y las niñas a dejarse obsequiar. PAREJ. 4 DE HUSOS. TRAJES DE CAPRICHO Sus disfraces no han Para niños se celebrarán interesantes bai- de ser solamente bonitos, sino también cólecitos de tarde, en los cuales gozan tanto modos, para que los pequeños no resulten como los chicos los padres, admirando la víctimas del capricho materno. gracia, la apostura o la belleza de sus hiDesde luego, nada de pelucas ni de posjos. Esos primeros pasos en sociedad tie- tizos; dejad sus cabezas al natural, para nen un encanto imperecedero; un encanto no imponerles molestia alguna.