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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-01-1929 página 93
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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-01-1929 página 93

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página93
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GRAN MUNDO y esto, por muchas razones: en primer lugar, en cuanto a los autos, no creo que el motor noise haya estorbado jamás a los habitantes de su Imperio y muy poco a los cazadores y a los perros. La segxinda razón es que, como Mr. C no ha creído útil aprende r el sentido de los toques de trompa, no ha podido saber si los mismos estaban dados a destiempo, indeed under stand the use of bloisiing at all. La tercera razón, la principal, es que ha olvidado el dar, sobre la manera como estas dos cacerías han sido conducidas, un solo detalle que justifique su severidad... El autor se toma el trabajo de decir cuánto tiempo ha corrido, a qué marcha, con qué obstáculos y cómo se ha encontrado su caballo. No iha olvidado más que una cosa decir qué es lo que se corría y cómo el animal en cuestión happ, aned to be cauffht. Pero es, cabalmente, esto lo que de veras interesa a un cazador francés. Ríese éste de que le digan que se ha. obstaculizado, andado por las ramas, cazado con cuarenta perros, repartidos en tres relevos. Esto le suena como si le contasen una obra de teatro diciendo que consta de tantos actos y tantos personajes. Más que tantos detalles superiiuos le hubiera gustado saber cómo se había hecho el trabajo de la mañana y juzgar, por sí mismo, de si los sabuesos sabían trabajar y si los hombres realizaban su ojeo correctamente; y no- -dice Cochin, con sarcasmo- subiéndose a los árboles, como se hace en Inglaterra, si tengo que creer a la Badmington library... Nada, por otra parte- -añade- tan delicado y tan bonito como un ojeo bien hecho. A Mr. C no le hu- biera dolido emplear tres o cuatro horas de tracking con un hombre experimentado... Pero a nosotros sí nos duele dar más tiempo a la lectura de esta carta, en una mañana como la que ha concedido al cielo de París la extraordinaria clemencia de este invierno excepcional, en que las gentes sienten, inclusive, una gran pereza de partir para el Mediodía; y no por falta de frío aquí, sino porque este frío va compensado por los más sonrientes y oportunos rayos de sol... Más que esa tarea de ojalatería sobre la chasse- a- courre, que consiste en leer un texto muerto, vienen ganas de gustarla a lo vivo, tomando un raudo coche, oara plantarse en la agitación de algún grupo amigo, de los que, en este mismo instante, están llenando de nubecitas blancas el perlado azulino del aire, en alguno de los alrededores de París; aunque sea en uno de esos lugares nefandos, según Cochin, en que ciertos cazadores cosmopolitas se fatigan tras de una jauría con más empuje que olfato. Pero, a todas estas, son ya las once. ¿Con qué nos íbamos a encontrar a estas horas? Con lo que ya podemos, directamente, y sin la violencia de un caer del cielo, conseguir. Con los humos del estofado, llegando hasta una preparada mesa, cofi o sin manteles de cuadros rojos. Vamonos, pues, allí, mi amable informador y amigo. Rociaremos nuestro civet, doblemente, con un borgoña y unos recuerdos. Chambres el uno, y los otros, en grado igual. Tin Ingenio de esta Corte. (FOTOS DAILY MIRROR ORTIZ Y D Ü E R E O I L)

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