BLANCO Y NEGRO MADRID 20-01-1929 página 82

DEPORTES LAS COSAS DEL FÚTBOL. Tema de Actualidad. beres deportivos con la pérdida del partido o de la eliminación, si es que la ganaron clausurando el campo si todavía el calendario le señalaba como pista de uno de los matchs futuros. En cualquier caso, lo importante resultaría demostrar a los que habían obtenido para los suyos un triunfo a toda costa que ese procedimiento de victorias para lo único que servía era para consagrarlas en derrotas. De otro aspecto del tema, el que se refiere al jugador tipo violento, en otra ocasión hemos escrito cuanto ven a al caso. Aquí sí que no caben subterfugios ni medios tonos. El espectáculo de barbarie no tiene jamás justifacación; pero en un campo de deportes es inaceptable. Imponer por atropello lo que sólo puede ser admitido como demostración de superioridad técnica, es dar al traste en mucho más breve plazo del que se tardó en construir, con todo el edificio de la organización deportiva. Y esto sería lo de menos si no hubiera el temor de mayores desgracias que resultan tan fáciles de evitar. Los directores, que deben velar por la pureza del deporte, andan remisos- -y son muy lógicos sus temore. s- -a la hora durísima de sancionar esos vicios. Pero es menester, no obstante, corregir con mano dura y evitar la literatura demasiado extensa, que ya no intimida. Todavía recordamos el caso de un muchacho castigado a perpetuidad sin jugar por sus violencias reiteradas. El afirmaba que en el campo no se daba cuenta de lo que le sucedía: se exaltaba, olvidaba los más elementales deberes... y agredía. Luego los Clubs interesados por él solicitaban el perdón y... vuelta a empezar. He ahí lo que no es admisible. Quien se olvide de... tales cosas debe dejar de hacer fútbol, y el Com té Nacional, sin contemplaciones, debe fulminar los castigos indispensables para sanear el ambiente cuando se enrarezca demasiado N a d a meior que una fuerte disciplina inspirada en una e c u a n i m i d a d perfecta para sostener un denorte sano y un fú hol magnífico sin sombras que le n e r j u d i n u e n en E paña y fuera de ella. O O un fruto oblig- ado de la estación, M todas las temporadas reverdece esta discusión vieja del juego violento. En realidad pudiera asegurarse que no es una discusión original, ni siquiera el mismo tema enfocado desde distinto punto de mira, sino sencillamente la repetición de los casos, de las frases y de los sucesos. El cambio reside a lo sumo en los nombres de los motivadores del lamentable fallo. ¿Quiere esto decir que el mal es irremediable? Tal como se van poniendo las cosas del fútbol, bien podría suceder. Pero aún nos queda la esperanza de que sea tiempo de evitarlo. Es un problema sencillo en teoría de educación y de represión cuando aquélla no dé los resultados satisfactorios. C Esa multiplicación increíblemente rápida de aficionados a presenciar el espectáculo ha dado lugar a un apasionamiento peligrosísimo; más perceptible por sus riesgos allí donde el deporte cuajó hace menos tiempo. El localismo es un sentimiento merecedor de todos los respetos... mientras no atente contra la personalidad ajena, tan digna de ser encomiada por stis devotos como otra cualquiera. Pero el fútbol, y sobre todo el fútbol joven y profesional, ha tergiversado un poco las cosas, confundiendo términos que no hay motivo para emparejar. Cuando la balanza se inclina resueltamente contra la localidad, la impetuosa adhesión a la pequeña patria surge avasalladora para conseguir el triunfo que el balón niega, y concluye por dar el espectáculo incivil de agresiones, motines y pedreas. Hasta aquí el suceso demasiado repetido ya. Ahora, los remedios. El más fácil sería el que directamente se aplicaran los equivocados, dándose cuenta del error y comenzando por el principio reconocer y aceptar el fracaso y licenciar a los culpables. Cuando no se logre ese r e c o n o c i miento, la solución habría de v e n i r de arriba, y en este caso el Comité Nacional, que no debe dejar de estar representado en todos los parti dos i m p o rtantes, si es posible de un modo secreto, hallaría el apovo general castigando a los que f a l t a r o n a los más elementales de- Tom T av. (FOTO GASPAR)