Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1929 página 100
BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1929 página 100
Ir a detalle de periódico

BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1929 página 100

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página100
Más información

Descripción

L I T E R A T U R A madera mal labrada, sobre las cuales se elevaban a alturas extraordinarias montones de mercancías de las más diversas clases. Aquel intenso movimiento, aquel runrún interesaron mucho a Marta. Abría sus grandes ojos, atentos, ante todas aquellas cosas, tan nuevas para ella, y ya empezaba a olvidarse de por qué estaba en aquel instante cómodamente sentada en una limousine de lujo que corría por Nanking- Road cuando la despertó de su ensueño la vo? de Pradier. ¿Qué tal, señorita? ¿Le giista a ustec Chang- hai? Volvió su mirada hacia la faz ingenua, cuyos ojos grises la miraban, divertidos: -Si he de ser franca, sí, señor. Esta animación me marea un poco- -permítame que emolee esa palabra, que expresa con claridad mi asombro- porque, por muy prevenida que estuviese, no podía suponer que iba a encontrarme en China una reproducción de los g- randes bulevares de París. Ello es que no me desag rada, sino todo lo contrario. -Más vale así, señorita; más vale así, porque esto no es sino la sombra de lo que ocurre a las horas de mayor actividad comercial, de diez a once de la mañana y de dos a cuatro de la tarde en Pekin- Road y en el Bund, por donde tendrá usted que pasar muchas veces. Cerraban la calle a derecha e izquierda, frente a frente, dos enormes edificios de siete pisos, cubiertos de banderas y gallardetes y con sus tejados adornados con balaustradas, a todo lo larg- o de las cuales pend an guirnaldas de luces eléctricas, y coronados por torrecillas que erguían sus puntiagudas siluetas a treinta metros del suelo. Ristori dijo lo que eran: -Wing On y Sincero, los dos almacenes chinos mayores de la ciudad. Ahí se vende de todo: roñas, comestibles, juguetes, vajillas, sedas, alhajas, licores... Son, en una palabra, el tipo perfecto de los grandes almacenes europeos, adaptado a las necesidades de una clientela mixta medio china, medio europea. -No es eso lo menos curioso del caso- -intervino Pradier- junto a chanués que no desdeñaría el señ- or de Fouquiéres, se ven allí túnicas de gasa y de damasco; hay n dos de eolondrina. para sopa, y aletas de tiburón innto a los más famosos productos de las fábricas euroneas de conservas más importantes; pendientes de las joyerías de la calle de la Paz. en el mismo escaparate que esos largos collares de perlas que tanto les eiistan a las chinas elegantes. Pasaban por de ante de unos pórticos muy iluminados ane había inmediatamente después de los bascares. -Esos son los hoteles Sincero y Wing On. amuehladns v oro; aniz dos a estilo chino- -continuó Pradier- Esta gente no se contenta con proveer a los de Chanebai, sino que quiere alojarlos y mantenerlos. Por las puertas abiertas se veía, en efecto, a varios chinos jóvenes dando vueltas alrededor de unas mesas de billar. Una inmensa oquedad de sombra marcó de pronto el camino, a la izquierda; a lo lejos y en el centro de ella se veían unas luces. -Está usted llegando, señorita. Ahí tiene usted Bubbling Weü Road y el hipódromo, el Roiie Course. La pensión Legrand está ahí dentro; en una de esas vías interiores que los ingleses llaman Terraces. Detúvose el coche, a poco, al pie de una escalinata. El chauffeur tocó la bocina y acudió un boy chino. ¡Missí have got! ¿Está la señora? -preguntó Pradier en ese raro lenguaje, mezcla de inglés, de chino y de portugués, que se habla en toda la China y es conocido con el nombre de pidgin, -Yes, have got (Sí; está la señora) -contestó el criado, abriendo la boca de oreja a oreja para sonreírse. Pradier saltó del coche y ayudó a la viajera a apearse. Seguidos de Ristori, atravesaron la puerta y se encontraron en un vestíbulo, lindamente adornado con mueble chinos, de laca roja. Una señora gruesa, de cara muy encarnada y lentes agresivamente montados en la remangada nariz, se acercó a pasitos menudos -Buenos días, Pradier; b en venido, Ristori. ¿H a sido feliz el viaje? Eso es lo principal. ¿Esta señorita es de quien usted me habló? Señorita... Y se agachó, haciendo una reverencia grotesca. -Va usted a estar muy bien aquí. Ya se lo habrán dicho estos caballeros; en mi casa se da muy buen trato y, además, tendrá usted compañeros amables y bien educados, lo cual vale mucho también. ¿No está su hermana de usted, Olimpia? -preguntó Pradier. -No, hijo mío; Alicia ha ido a HongKeu a ver a sus pobres. Y añadió, dirigiéndose a Marta: -No extrañe usted que le llame hijo mío Figúrese usted que le conocí cuando tenía diez y ocho años y acababa de llegar a Changhai. Además, aquí, todos ustedes son en cierto modo hiios míos, los hijos de la vendedora de sopa Legrand. Se echó a reír, v su cuerpo se agitaba en sobresaltos convulsivos, que diícultaban el equilibrio de los lentes. Luego, repentinamente espantada, dijo: ¡Caramba! ¡La tengo a usted ahí sin ofrecerle nada, y acaso tenga hambre v sed! ¿Ouiere usted whisky con soda, Pradier? ¿Y usted, Ristori? No, no queremos nada, Olimpia. Tenemos que irnos. En el despacho nos esperan unos asuntos urgentes. Dé usted de comer a esta señorita, si ella quiere, v enséñele su habitación. Dentro de media hora traerá mi chmdfe nr el equipaie. Volvióse hacia Marta, y añadió:

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.