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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1929 página 18
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-01-1929 página 18

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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LETRAS, ARTES, CIENCIAS Narraciones alucinadas. EL C R I S T A L DEL ACUARJUM L gran cristal del acuarium deja ver flotante y vago, indeciso y turbio, parece una las arbitrarias evoluciones de los pin- cosa inerte e inútil. Sólo en los ojos, como tados peces. Colorines. Pteces de co- dos repugnantes coágulos, se descubre la lores. Algunos parece como que se recrea vigilancia paciente y disimulada del animal sen en ofrecer al público que les mira la de presa pronto a saltar sobre la víctima. fantástica riqueza de sus lomos coloreados, Eran los días musicales de la adolesceny, con una graciosa contorsión del cuerpo cia. Dentro del alma cantaba una fresca flexible, se exponen a la luz y se diría, en romanza primaveral. ¿El muelle? ¿El viejo efecto, que en el fondo del agua ha res- y pequeño puerto tranquilo donde las moplandecido por un instante el arco iris. Otras destas naves parecían recostarse a dormir veces desfilan formas alargadas, negras y cuando en la bajamar encallaban en el fanviscosas como siniestros reptiles, o esos pe- go? Allí íbamos a divagar entre las pilas ces monstruosos y grotescos, de aire estú- de sacos de azúcar traídos de Pueito Rico pido y voracidad insatisfecha, con una enor- y la hedionda brillantez plateada de las sarme iMca, que, al abrirse, recuerda el um- dinas recién descargadas de las traineras. En las mañanas luminosas de abril, el agua, bral de un abismo. Pero a mí me atrae más que nada los ¡unto a los malecones exteriores, tenía una extraños habitantes de las rocas, aquellos transparencia de cristal. De bruces sobre el que viven en los temerosos fondos maríti- pretil, más de una vez el absorto adolescenmos- y se esconden én cuevas y sumidades te que era uno lanzaba su mirada curiosa, de sospechosa hondura. Los formidables curiosa y temerosa de todos los secretos cangrejos de poderosas tenazas y ojillos profundos, hacia el fondo del agua transsaltones como gemas enfurecidas; las ági- parente y fría como un cristal, donde las les langostas, todas erizadas, de muelas peñas hacinadas dejaban entrever concaviamenazantes y de intranquilas antenas, lar- dades obscuras y sospechosas, i Eran las gas y agudas como estiletes; los erizos, de madrigueras de los pulpos! lentos movimientos, que esgrimen contra el riesgo inminente su redonda caparazón martirizada de púas; los pulpos... i Ah! Otra vez ahora, como siempre, la vista del pulpo mucilaginoso me produce una ambigua sensación de atrayénte curiosidad y de miedo repulsivo. ¡Q u é larga onda de récperdos remotos pone en actividad ese horrible ser en mi alma sorprendida! Me a p r o x i m o todo lo más p o s i b l e al cristal (así el abismq nos atrae al momento a l u c i n a d o del vértigo) y quisiera poder p e g a r el rostro contra su fría superficie para mirar, casi tocando y de hito en hito, los ojos ferojces del pulpo. Como un estropajo que- LAS ACILES LANGOSTAS, TODAS EBIZADAS DE MOEI. AS AMES. AZ. A. NTES Y DE INTRANQUILAS ANTENAS... hubiera c- aído al fondo.

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