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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-12-1928 página 24
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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-12-1928 página 24

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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LETRAS. ARTES, CIENCIAS Notas africanas. MARRAKECH, LA C I U D A D DE F U E G O POR JOAQUÍN ARRARAS TT RES kilómetros antes de llegar por! a sar de haberlo recorrido en pleno verano, carretera de Casablanca se descubre a hemos sentido este ardor de Marrakech, esta Marrakech, en medio de una inmensa asfixia de incendio, que nos hace creer que llanura envuelta en un ofuscante resplandor. toda la ciudad arde o que está construida Para entrar en la capital hay que pasar pri- con lava volcánica. A veces, la temperatura mero por un casis, bajo el dulce halago de alcanza 48 grados a la sombra. las sombras de sus palmeras, y lueg- o por las El cónsul de España, un natural de Maavenidas de la nueva ciudad francesa. El rrakech, va a ser nuestro guía. Inmejorable automóvil penetra en el verdadero Marra- hallazgo, Jalid Ben Mohamed Nasare, que kech, y el viajero se ve asaltado por una así se llama, es un moro bondadoso dispueslegión de negros casi desnudos, que se apo- to a prodigar sus atenciones y obsequios. Poderan del equipaje. see la cruz de Isabel la Católica en recomEs la una de la tarde. Nos hemos deteni- pensa a muy njeritcrios servicios. do en la plaza de Djema El Fna, o de los Todas las casas de la ciudad son de un Ajusticiados, denominada así porque en otro piso, y como cuenta cerca de 150.000 habitiempo se exhibían en ella las cabezas de los tantes, no hace falta encarecer cuan grande decapitados por orden de! Sultán. es su área de extensión. La plaza es amplia e i r r e l a r tiene moA poco de andar, nos hallamos en pleno ÍTOtes de barro cocido, ruinas de antiguas de- laberinto de la morería, más pintoresco y fensas V machas tiendas sucias de lona o más tipico que el de Tetuán y el de Táncon techos dé entera o de paja, entre las ger, más emocionante también, porque en cuales se mueihsi la g- usanera silenciosa de nuestro recorrido no encontraremos ni un los moros. Abrasada, recocida, polvorienta, solo rostro europeo. Marroquíes de todas cae sobre ella el fuego del sol y la convierte las regiones: negros del Senegal. de! Suen una pura brasa; el suelo quema, el espa- dán y del Sahara; montañeses del Atlas, cio arde come si todo él fuera una llama i. sraesHtas con sus túnicas talmúdicas, y totransparente que al respirar seca la boca dos desfilando con esa lentitud solenme que y devora los pulmones. impone la vida en el Islam. No hay prisa En ningún- otro sitio de Marruecos, a pe- para vivir, no hay inquietud que espolee ni 1 CARAVAN. 4 L E MBatCADERES DEI- A T I S B. -LAS INMEÍVIACIOXSIS I S MAKB. ÍKECH

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