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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-09-1925 página 20
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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-09-1925 página 20

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ti ni I iiu ti ti! i II ¡111II mil ij I) 11 ii ini ti ti ti I) II ¡I ii 111 nuil II) i 11 u II11II lili II ti II n ti M Rusia sería la eterna esclava de Europa el gigante encadenado etc. etc. Efectivamente. Al poco tiempo, los Soviets, Lenin, las veintiuna Repúblicas federadas, el gigante en pie... Pues con China está ocurriendo lo propio. ¿El peligro amarillo? Un tópico grotesco. Once millones de kilómetros cuadrados. Y ¿qué? ¿Hay escuelas? ¿No? Pues, entonces... Quinientos millones de habitantes. ¿Estudiaron lógica fundamental? ¿No? Pues ya puede reírse Europa. Efectivamente. Al poco tiempo los sucesos de Shangai, de Hong- iKong, de Nankín, de Pekin, de Cantón. Inglaterra, enviando buques. El Japón, activando tropas de mar y tierra. Huelgas y manifestaciones en toda China. Asaltos de las Legaciones dhinas en París, Berlín, Londres por comunistas chinos. Manifiestos de Ligas de estudiantes chinos. Concentración de tropas chinas. Y nuestros publicistas de pan llevar leyendo telegramas y rascándose la cabeza: -i Demonio! ¡Otro gigante en pie! Y, como Rusia, sin escuelas ni maestros... El Emperador proclama la República. Todo el secreto eslavo está en el grito de Lenin ante los 500 delegados panrusos del Palacio de Táurida: -Europa ha muerto. ¡Viva Asia! Días después, a este conjuro antieuropeo, se federaban las veintiuna Repúblicas soviéticas. Análogamente, todo el milagro de imj ílsar como a un solo hombre a 500 millones de chinos nace del día en que el dictador Yuang- Shi- Kliai, presidente de la República del Norte, y el doctor Sun- Yan- Sen, presidente de la República del Sur, se abrazan en Cantón, gritando: ¡China está unida! ¡China se impondrá al mundo entero! (Dentro del puritano Sun- Yan- Sen, como dentro del déspota Yuang- Shi- Kihai, latían los aullidos tártaros de Genkis- Kan y su horda, alanceando a los boyardos. A partir de ese día, el movimiento nacional recorre su órbita en las tres jornadas complementarias: ¡Revolución, Reacción, Unión. L a Revolución- -según ha contado estos días en el Corriere della Sera Carlos Sforza, testigo presencial y consejero áulico, por su calidad de último representante de Italia en la Corts Imperial- la Revolución se produjo por las luchas armadas entre Norte y Sur, que enseñorearon el bandolerismo y la anarquía; por el descontento ds los estudiantes que volvían de Europa y se indignaban del atraso de su país; por la relajación de todo autoridad. Muchas inclinaciones- -dice Sforza- y luego cada cual hacía lo que le daba gana. Y un buen día Pekín, absorto, leyó este inesperado, singularísimo, maquiavelísimo iii i i I lililíIII decreto imperial: Ordenamos que desde hoy China sea República. ¡Cuando el truhán Yuang- Shi- Khai- -comenta el diplomático italiano- -fué llamado a la Cortíj, en 1911, paira restablecer el orden, mantuvo por espacio de un año la doble jugada: dividir a sus enemigos y erigirse emperador, o, en su defecto, proclamar la República. Por fallar lo primero hubo de apechugar con lo segundo. Proclamó la República, repartió cargos y mercedes, se fué adueñando de los hombres y se convirtió en dictador. Disolvió el Parlamento, desterró a los diputados de oposición, armó en corso a los pretorianos. Y entre tanto mantuvo al joven Emperador prisionero en la Corte, como un rehén extraordinario y cotizable. La dictadura y sus abusos promovieron una reacción enorme. Los puritanos se lanzaron a la rebelión. Hubo, según tradición china, bandidos famosos que, al fraite de verdaderos Cuerpos de Ejército, con ametralladoras y hasta con cañones, iniciaron la guerra civil. Durante siete u ocho años lucharon Norte contra Sur con verdadera furia. Al calx) Sun- Yan- Sen, espíritu de filosofo, fina capacidad política, dio los primeros pasos hacia la unión, hacia la paz. Y, abrazando en Cantón il déspota, preparó el adveninüento dé la nueva China. La unión fué recibida con gran júbilo. Estaba en el ambiente. Era, cMno ha dicho Bore! (The Neiv China, London, 1918) una necesidad nacional. Normalizado el orden público, restablecido el Parlamento, en función activa los partidos, la Prensa, los mítines, surgió, como una aspiración popular, la emancipación de la tiranía extranjera Pero esta tiranía, más que política, económica, acentuada en los años últimos por la codicia de banqueros e industriales íngleses y japoneses, fué creando fermentos de odio, cuyos gérm enes producían esas agitaciones societarias! que han culminado en los sucesos de Shangai. En torno a Shangai, junto al hogar de Sun- Yan- Sen- -comenta Sforza- prende la tea revolucionaría. H e aquí algunos datos elocuentes. Los niños trabajan encerrados en talleres infectos, a una temperatura, que durante seis meses es de fuego, ¡desde las seis de la mañana a las ocho de la noche! Los hombres permanecen en las miñas. debajo de tierra, ¡más de veinte horas diarias! No se descansa ningún día. Y los trabajadores, alimentándose con puñados de arroz, tienen jornales equivalentes i a media por Será bolcibsvique, añadir del 30 Karachán, lira! ICO. necesario grandes propaganda euenviadocirctmstancias? aprovechó tan del coropeosmientras los simas reparten dividendos industriales 40 ¿La que y I I 1 i I I Ii ¡Veinte horas de trabajo diario! mti)

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