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BLANCO Y NEGRO MADRID 07-10-1923 página 40
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BLANCO Y NEGRO MADRID 07-10-1923 página 40

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Resuelta y dogmática, afirma Loló: -Adelgazar. Abuela se indigna. -Sí que vas a estar preciosa hecha una lombriz. Hija, en nuestras tierras de Badajoz se dice aún el viejo adagio: Dame gordura y te daré hermosura. Loló se indigna: ¡Ah 1, ¡admirable! Habría que vernos a las mujeres actuales si nos dedicásemos a engordar. Pues mira que con los bailes de m. oda... ¡Y no te digo nada con los trajes... i Pobre chic, no sé dónde iba a parar! Abuela Teresa Isabel se pone seria de improviso. -Mira, me estás mareando con tu dichoso chic. En mis tiempos éramos elegatites, y a mucha honra, y nada más... El chic se quedaba para cuatro iocas que montaban a caballo y guiaban coches; pero las demás éramos elegantes... ¡y a iTiUcha honra! ¡Ya salió aquello! Loló acentúa su mueca de desdén, pero abuela insiste: -Mira, la elegancia era una cosa que se diferenciaba del chic en que no estaba al alcance de todas las fortunas, porque tenía una cosa que no se compra: señorío. La elegancia era, ante todo, saber ser señora: saber recibir, viajar, vestirse. Mira, te aseguro que no puedes figurarte nada más bonito que saber bailar unos lanceros o un rigodón moviéndose pausadamente, ceremoniosamente, inclinándose en reverencias plenas de ceremoniosa gracia. Y saber manejar una de aquellas pomposas e interminables colas, y jugar con el abanico, y mover pausadamente las manos... Ahora- -abuela Teresa Isabel tiene un gesto de desdén- -las mujeres no sabéis serlo con esa picardía hecha de recato en que está el principal encanto de las mujeres. Vuestros bailes son atroces, francamente feos; las costumbres... ¡uf! Ese fumar V beber... Mira, por un refresco de grosella doy yo todos los cock- íails habidos y por haber. Pues ¿y vestiros? Las mujeres ya no son una señora vestida; son o una caricaturesca exageración o una artista de teatro, nada más. Y con nostalgia: ¡Dios mío, qué sola estoy! Abuela sonríe. -Ya ves: otra conquista de! a vida moderna. Habéis resuelto un problema dificilísimo: estar solos entre la multitud. Ya no hay esas candidas amistades llenas de inocentes secretos; ya no hay esos inocentes noviazgos perfumados de ilusión, ni ese afecto que er, a confianza en los jóvenes y tierna comprensión en los viejos; ya no hay nada, nada, nada. Gracias que aún hay enitas, y las Loló, que con disimulo mira el Vogue, y en él se extasía ante los retratos de la Bertihi, de la duquesa de Sforza y de la marquesa Cassatti, se indigna. Mamá tiembla de que abuela aluda a su juventud, y Tinito piensa ardides de piel- roja para huir. Se abre la puerta, y Bautista, el lacayo, pre- senta en una bandeja de plata un miOntón de cartas a Loló. Esta apresúrase a cogerlas, y sin pedir permiso rasga sobres, romipe preeintos y, por ñn, tras recorrerlas con la vista rápidamente, las arroja sobre la mesa con un gesto de aburrido desdén. ¡Qué lata! Chinita Gonzalvo, que vaya a enitas piden consuelo, y el consuelo, comprensión. comer el jueves; la embajadora, que si quiero Y abuela Teresa Isabel se alza de la silla y que me recoja para ir a las carreras de caballos lentamente va a Loló y la besa en la frente, tras de San Seba. stián; Gregorita Campanas, como es de trazar la señal de la Cruz, a la antigua usanza. un stioh. me propone almorzar en Biarritz con la ANTONIO Olí HOYOS Y VINEN T. Perliwoska. esa rusa ¡ue baila... Pues con tanta cosa, estas son las horas en que no sé qué hacer. (DIBUJOS DE MEKDEZ BRINCA)

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