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BLANCO Y NEGRO MADRID 30-09-1923 página 33
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BLANCO Y NEGRO MADRID 30-09-1923 página 33

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ií f- EL VIEJO Y EL MOZO E L mozo se dejaba caer, más que desfallecido, desalentado. -No pueo más, tio Salvaor- -decía- esto es mucho trajín pa un hombre. Toos los días lo mesmo, rinde. Calma, zagal, calma, que no se ganó Zamora en una hora, cuanto más que a tus años toa la vía de un mozo tan mozo como tú es camino u cielo, según se mire. ¡Miá si yo tuviá agora tus años... -Sería usté mu capaz de dirse otra vez pa las Américas. -Tú lo has dicho, Salvaorillo. Pero bien hecho está lo hecho. Después de haber corrió tantc el mar, se le toma más ley a la tierra. Y eso es lo fiue te nasa a ti, y por eso te cansas v se te ouita la ilusión de trebajarla: no t as detenío entavía a mírala con ilusión. No hay en el mundo un cacho de rastrojo feo, como no hay tampoco denguna mujer sosaina del to. Es custión de poner o no interés en la mira... Guardó silencio el anciano, deteniéndose en su labor, y durante unos segundos abrió sus alas de oro el recuerdo y echóse a volar por los vergeles del ayer. -El amor y la querencia a la mar no te figures tú que se m an dio. Bien drento del corazón se m an quedao, y cuando me veo en estos pegujales nuestros, me paece que aún no estoy tan lejos de aquellas costas que conocí en mis güenos tiempos... Porque si te fijas, y no te dejas arrebatar por la desgana, que es la peor consejera, verás que esta tierra llana donde hemos nació y donde, si somos de ley, debemos morir, se asemeja al mar, sobre to en cuanto mengua la luz. Ni un árbol apenas, ni un vuelo; lo mesmo que allá. No es más triste ni más noble la mar que esta tierra ancha y larga, donde los pensamientos se acostumbran a ir pa lo alto, como nuestras alondras. Y pa que veas tú, arando ahora un día y otro, ca vez que empuño la esteva se me antoja que es un timón, y el surco que abre en la tierra salta igual que una estela, y hasta los terrones se echan a un lao y a otro de la reja, de forma y manera semejantes a las espumas... Por estos surcos que arranco yo me paseo y viajo mejor casi casi que por las olas. Mira tú allá lejos y dime si esas nubes coloras no son castillos y palacios, y si este airecillo que corre no sabe a sal... El tío Salvador se entusiasmaba, y sus muchos i I I

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