BLANCO Y NEGRO MADRID 08-04-1923 página 27

EL PALACIO DE LOS MARQUESES DE S A N T A M A R Í A DE S I L V E L A L primogénito de aquel ilustre hombfe público D. Manuel Silvela, que tanto figuró en la política española anterior y posterior a la Restauración y a la vez qas ocupó los más altos puestos de la Administración pública, siendo varias veces ministro de la Corona, embajador en París, senador, etc. distinguióse en la literatura y el periodismo, haciendo célebre el seudónimo de Velisla, es el actual marqués de Santa María de E activa actuación política- -que no en balde pertenece a una familia en que brillaron tan excelsos parlarnentarios como su padre y como su tío don Francisco Silvela- ha formado una interesante colección, especialmente de miniaturas antiguas, verdaderamente notable. Aunque sólo fuera por esto, el suntuoso palacio de la calle de Diego de León, que ocupa el centro de un jardín flanqueado por los dos preciosos hoteles de los ya citados FACHADA AL JABDIN DEL PALACIO DE LOS MARQUESES DE SANTA MARÍA DE SILVELA Silvela, no ha mucho tiempo agraciado por Su Majestad con la grandeza de España, premiando méritos propios y merecimientos heredados. La marquesa, de noble raza montañesa, es una dama cuya hermosura y bondad hubiéranla colocado en el primer rango de la sociedad aristocrática apenas llegada a la corte si ya no lo estuviera por su enlace con D. Francisco Agustín Silvela. Doña María de la Concepción de la Viesca v Roig de la Parra pertenece a una familia que eñ la provincia de Santander conserva todos sus prestigios nobiliarios, aunque lo mismo que sus dos hermanas, la dtiquesa de Seo de Urgel y la marquesa de Donadío, hayan dejado de frecuentar la montaña después de sus respectivos matrimonios. Gran aficionado el marqués de Santa María de Silvela a las obras de arte, ya modernas, va retrospectivas, en los ratos de ocio que le dejan su duques de Seo de Urgel y marqueses de Donadío, merecería los honores de una crónica para que el relato de las valiosas obras de arte allí reunidas llegue a los aficionados a este género de estudios. Si, andando el tiempo, nos decidiéramos a coleccionar estos trabajos, que aun hechos con apremios de tiempo y limitaciones de, espacio consignan siempre lo más digno de mención de las colecciones particulares, habríamos presta; do un servicio a la hi. storia artística de nuestros salones en la presente época, y acaso, aunque las comparaciones son odiosas, si se cotejarán con los de la Regencia, por ejemplo, habría que reconocer un gran adelanto, revelador de una mayor cultura en nuestras clases aristocráticas. Viniendo ahora al contenido de los salones de los marqueses de Santa María de Silvela hay una circunstancia que hace más amena su lectura, y MI