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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-07-1922 página 19
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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-07-1922 página 19

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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LIENZOS DRAMÁTICOS MENIPO POR ROBERTO MOLINA UANDO Menipo encuentra a Philonides, le pregunta qué tal van las cosas del mundo. Siguen robando y mintiendo- -contesta Philonides, un tanto extrañado. Menipo, por todo comentario, empieza a recitar versos sin ton ni son. ¿Qué te sucede? -le dice- ¿Dónde has estado que no se te ha visto en tanto tiempo? -Vengo de hab ar con Eurípides y Homero- -contesta con gravedad- Vengo del Infierno. He aquí una singular afirmación que asombra a Philonides y que a nosotros nos preocupa. Porque sí a tan altos poetas había cabido tan gran desgracia, ¿qué pensar de la suerte reservada a los poetas actuales? Philonides, tal vez un poco incrédulo, coge del brazo al filósofo y le habla socarronamente: Vienes del Infierno, y te veo. Resucitas antes de morir. ¿Cómo puede ser eso? -Tiempo atrás- -dijo Menipo- -venía padeciendo dudas crueles que sólo podía resolverme Tiresias, el adivino. Por esto decidí consultarle. Había observado que, en la República, todos aconsejaban lo contrario d e j o que hacían. Menospreciando la riqueza, corrían en su busca. Fingían desdén por la gloria y la ambicionaban secretamente. Abominaban de los placeres, entregándose a ellos. ¿Cuál es el verdadero camino? ¿Dónde está la verdad? ¿Qué debo hacer? -me dije. -Y ¿qué hiciste? preguntó, ya bastante interesado, Philonides. -Lo primero, encaminar mis pasos a Babilonia, en busca de Mithrobarzanes, ese sabio caldeo de blanca barba venerable. Expúsele mi deseo de que me acompañase a los dominios de Plutón, y, luego de asegurarse de que mi propósito era firme y de ponernos de acuerdo respecto al precio, aceptó. -Bien, pero... -Verás: durante veintinueve días me hizo lavar en el Eúphrates. Bebíamos leche y dormíamos sobre la hierba. Luego me condujo al Tigris, pu- -M C rificándome con escila y teas. Navegando durante algún tiempo llegamos a una región solitaria y obscura. El mago hizo un hoyo, degollamos nuestras víctimas, abrióse la tierra, y entonces oímos los terribles ladridos de Cerbero. -Me espantas- -dijo Philonides, ya sin sonreír. -Te lo cuento muy por menudo para no aburrirte. Es curioso visitar el Infierno. Se ven en él cosas interesantes. Por ejemplo, Philípo de Macedonia estaba en un rincón cosiendo zapatos viejos. Así se gana la vida allá abajo. El acompañante de Menipo soltó una carcajada. El filósofo era al propio tiempo un buen poeta satírico. -Menipo- -se dijo- -ha hecho un epigrama. Pero el poeta le miró con severidad. -Haces mal en reír. Sí conocieras cierto decreto de allá abajo... Si vieras el lugar de los suplicios, el Tribunal de los Minos... -Bueno, bueno, pero ¿qué te ha dicho Tiresias? -Me ha enseñado cuál es la mejor vida aquí y allá. ¿No es interesante esto? ¡Ya lo creo! Te habrá dicho que la vida mejor es la del sabio, o la del rico, o la del mercader, o la del legislador, o tal vez... No, no, no! amigo Philonides. Aquí y allá, la vida mejor es la del ignorante- -contestó Menipo. Eritre este cuadro que Luciano hace del poeta satírico de Gadara y aquel Menipo esclavo que. por medio de la usura ahorra lo suficiente para manumitirse y hacerse declarar ciudadano de Tcbas, ¡qué diferencia! Y ¡qué pronto ha de volver a los infiernos! Era rico porque era avaro, y cierto día que experimenta una considerable pérdida en sus intereses enloquece de ira y se mata. ¿Qué le diría entonces Tiresias? f X 7 y (DIBUJO DE HUÍRTAa

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