BLANCO Y NEGRO MADRID 02-05-1920 página 10

íí 1 J fl íífef jpl Í A ALCOY. LA F I E S T A D E SAN J O R G E MISA DE CAMPAÑA CELEBRADA CON ASISTENCIA DE TODAS L A S AUTORIDADES T DE LA GUARNICIÓN. (FOTO M A T A R R E D O N A) tés, nos desvalija parapetado tras un mostrador, cobrando quince por lo que le ha costado cuatro, nadi nos libra. El nos empobrece y, si le es posible, nos envenena. Su monstruosidad llega a extremos espantables. Hace algunos días, en un periódico de Madrid, el doctor Decref ha contado cómo un vendedor de comestibles llevó a la tuberculosis a sus tres hijos, alimentándoles con los géneros que el público rechazaba por estar evidentemente averiados. Ese hombre se ha enriquecido. Otros se enriquecieron también arriesgando la vida de los tripulantes de sus buques en los años de guerra. Otros exprimiendo al país de una manera más difusa, menos dramática, pero igualmente reprochable. Si usted es artista, lector, su pesimismo será mucho más profundo. Habrá observado cómo los gustos de las gentes huyen del verdadero arte, del que ennoblece a quien lo produce y a quien lo admira, para recoger jubilosamente los productos inferiores de una inspiración que es casi siempre mercantilista. El teatro produce hoy mucho menos que hace unos cuantos años, y dentro de él se prefieren las comedias descoyuntadas, las películas de Charlot o los puñetazos de Polo. Cierto es que se venden más novelas que nunca; pero las que con mayor insistencia reclama el público son las que afrontan atrevidamente la obscenidad. Un poeta no puede vivir con sus versos. Pero, en cambio, un autor de cuplés que tenga mediana fortuna con sus producciones reposará en la abundancia. Si usted escribe ahora la Araucana, hará un mal negocio; pero si acierta a idear un estribillo que diga: ¡Timoteo, Timoteo, cómo me gusta el toreo! o bien: Como vo nací en Madrí, soy castiza porque sí ya ha dado usted un buen golpe. Algunos de estos señores llegan a cobrar 6.000 pesetas por trimestre. Se suele decir que la preocupación del arte es incompatible con la preocupación del dinero. Esto es verdad en cuanto puede referirse a que el arte no se debe hacer pensando en el dinero que produzca; pero es un absurdo si pretende exigir en el artista el desdén por el vil, pero indispensable metal acuñado. Muchos lo han interpretado asi, y se lanzaron a una bohemia horripilante concluyeron por morir del estómago sin haber logrado producir algo que valiese la pena. El artista necesita poder vivir mejor que un burgués; cuando el artista no puede viajar, ni comprar libros, ni su traje le permite frecuentar el trato de las gentes, el artista suele escribir terribles páginas contándonos cómo trinan los ruiseñores o cómo ama a su vecina, la dulce Filis. La sociedad padece mucho después con estas lecturas. Antes se disculpaba la pobreza de los artistas