BLANCO Y NEGRO MADRID 28-12-1919 página 25
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página25
- Fecha de publicación28/12/1919
- ID0005108736
Ver también:
Q u i z á fué este mismo p o e t a quien, p a s a d o alg ú n tiempo, se dolía de su t r i s t e s u e r t e c a n t a n d o Unos ojos negros fueron causa de todo mi m a l no quiero m á s ojos negros, porque tiran a matar. P a r a t e r m i n a r estos capítulos de los ojos, imp o r t a- d e j a r a s e n t a d o que c u a n d o unos ojos de mujer, n e g r o s azules, verdes o p a r d o s h a n llegado a ser v e r d a d e r o s i n s t r u m e n t o s a m o r o s o s de destrucción, d e j a n de ser ojos para ser c u a l q u i e r a o t r a cosa abominable. Así, diCe bien J u a n del Pueblo: Esos ojos no son ojos, sino- lazos que me tiendes; son balas cori que me tiras, cadenas con q u e me, prendes. E n cambio, n o son n i n g u n a de, estas cosas que e n u m e r ó el conde de Salinas, a u n siendo. a la p a r t o d a s ellas, como p o r a r t e d e e n c a n t a m i e n t o Ojos cuyas luces bellas esmaltan mil arreboles, muchos sois p a r a ser soles; pocos p a r a ser estrellas. No sois sol, aunque abrasáis al que por veros se encumbra; que el sol todo el cielo alumbra y vosotros le cegáis. Ni estrellas, aunque serena mostráis de luz t a n t a copia; que en vosotros hay luz propia, y en las estrellas, ajena. No sois lunas, a mi ver; que hermosura t a n sin par ni en si se puede menguar ni de otra puede crecer. No sois pobres donde estáis, ni ricos donde yo os canto: pobres, n o pues podéis t a n t o ricos, no, porque robáis. No sois muerte rigurosos, ni vida cuando halagáis: vida no, porque matáis; muerte no, que sois hermosos. No sois los dos cielos raros, ni infiernos de desconsuelo; que sois chicos p a r a cielos, y p a r a infiernos, muy claros. No sois diablos, aunqu, éi; í dáis dando pena a los que os vieron; qÚ 6 jjeÍÍ Sjdel; -cielo cayeron; vQSÓtjpil en iél estáis. Y a u n q u e á n g e l e s parecéis, no merecéis tales nombres; que ellos guardan a los hombres y vosotros los perdéis. Porque en haceros, de modo naturaleza echó el resto, que no siendo n a d a de esto, parece que lo sois todo.