BLANCO Y NEGRO MADRID 26-02-1911 página 5
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página5
- Fecha de publicación26/02/1911
- ID0005536146
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Córtese por esta raya. LM Ci. lTlCA O acine, el famoso escritor fran cés, declaraba una vez que el mayor elogió- recibido por una de sus obras- nó íe había causado un placea tan grande como la tristeza (Jué le produjo la censura más insignificarité. Ésta declaracióh encierra una gran enseñanza que- debemos tenef presente en todos los actos de la yidá. Sentir las éensuras es, yefdaderamente, e s t a r siempre dispuesto- ácbrregirsei JWABlDO Y MUJER sesenta y cuatro hermanos; jQué barbaridad 1 PENSAMIENTOS DE SÉNECA AÑO VI, M A D R I D 2 6 D E ETEBREBO D E 1011 JíüM. 9. La adversidad vuelve al hombre sabio. Él mal persigue al qué Ip hace. La venganza es contraria á la humanidad, aunque parezca conforme á la justicia, LASEO uegan unas parejitas infantiles á los matrimonios, y María, la esposa rtlás joven- -i Como qué tiene ocho años i, -se enfada con su esposo, Manolito, de doce, porque no quiere hacer lo que le manda. Eres tú la que tiene que obedecerme- -dice JVlanoliío. -Tú tienes que hacer lo que yo quiera- -grita María. Como le pasa á mi papá con mi mamá! UNA MÁXIMA DE MARTIN Z DK LA ROSA J I uarido tengáis mucha, mucha sed na es conveniente que bebáis agua ten grandes cantidades, porque esto suele ser perjudicial. Lo mejor és que tengáis un poco de agua en la boca durante unos segundos, después otro poquito, y que hagáis luego unas gárgaras. Así se humedeceti la boca y la garganta y se aplaca el primer ímpetu, que lleva á todo sediento á beber sin tino y con ansia verdadera. II echo eso, ya podéis beber un vasito de tamaño corriente. J EROGLl FIV 0- R E F R A N La conciencia es á la vez testigo, fiscal- y juez. l SFNTA Y CUATI O HhRMANOSJ tiene ocho hermanos y exclamacoíi terror I Ocho hermanos... Es decir, qué cada rio de ellos tiene taniT bien ocho hermanos... Luego son l es digno heredero su padre. POyehijo dedeGedeón anuguito que hablar de un SOLUCIÓN Á ACHARADA DEL NÚMERO ANTERIOR l i t ü c a como tenía por costumbre, pasó la mañana desesperando con sus diabluras á cuantos la rodeaban. Su Gapácter violento, díscolo y desobediente, la conquistó una antipatía general. Hija de PQbres pescadores, que no podían estar siempre con ella, la dejaban muchas horas sola, recomendándola con insistencia que fuese bueríay que no se acercase al mar; pero precisamente lo que 72