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BLANCO Y NEGRO MADRID 19-01-1907 página 7
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BLANCO Y NEGRO MADRID 19-01-1907 página 7

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ar coj ANO XVII M A D Ü I D 19 DE ESERO DE 190 T é f po NUM. 820 LA S O S P E C H A PENAS el expreso penetró bajo la marquesina de la estación, cuando los lindos ojos avizores de Mariana reconocieron á Joaquín entre la niultit u d de cabezas impacientes y pálidas que se agolpaban á las ventanillas de los vagones. El también la había visto, y sus mejillas, marchitas por los ajetreos del viaje, tiñéronse de rojo. ¡Mariana, Mariana... Abrió la portezuela y saltó al andén; la joven corrió á su encuentro, y los dos esposos se abrazaron estrechamente, sin poder hablar, en medio de aquella muchedumbre de hijos, de madres, de maridos, de amigos íntimos, enajenados en la alegría inmensa de estar juntos; era un regocijo delirante lleno de risas, de exclamaciones, de lágrimas jubilosas, evocadoras del recibimiento que acaso en la otra vida hós otorgarán las almas de los que aquí abajo nos amaron y murieron antes que nosotros. El conde hablaba febril: -Recibí tu telefonema ayer. ¡Oh, cuántos deseos tenía de verte... ¿Y papá... y los pequeños... por nué no han venido? A -Todos están bien. Ivos niños se quedaron e n c a s a llorando; no pude esperarles y huí sola; nie pareció que tardaban demasiado en vestirse... D e juguetes les traigo abarrotada una caja. ¿Y para mí, qué traes? Sobre los labios, cubiertos hasta entonces de franqueza, del conde, deslizóse una sonrisita fría. -Para ti- -repuso- -también reservo una sorpresa. ¡Oh, Joaquín, mi Joaquín... ¡Qué bueno eres! Subieron al lando que les esperaba y, una vez allí, tornaron á abrazarse, envolviéndose mutuamente bajo una de esas largas miradas que explican mejor que los labios lo que sufrimos en la separación. De pronto, las manos finas y blancas de Mariana se juntaron impacientes. ¿Y mi regalo? -exclamó. El conde repuso con lentitud paternal: ¿Quieres verlo ya... Aquí lo traigo, te deshimbrará; miira. Es preqioso ¡preciosísimo! Sacó de las profundidades de su gabán u n estuehito de terciopelo color perla, que contenía una

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