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BLANCO Y NEGRO MADRID 23-01-1904 página 17
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BLANCO Y NEGRO MADRID 23-01-1904 página 17

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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MENTIRAS HISTÓRICAS J A mentira, el infundio, la paparrucha y la patraña existen más ó menos en todas las ramas de In ciencia, pero en ninguna se desarrollan con más frondosidad que en la llamada ciencia histórica, verdadero montón de enredos y embolismos increíbles, en el que por cada palabra verdadera hay dos mil engaños patentes ó trufas paladinas, como llamaba á las falsedades un ilustre historiador español á; quien se le habían escapado también, y no pocas. Nuestra gloriosa Historia nacional está empedrada ele farsas y ficciones que no se tienen en pie de puro mal hilvanadas; pero dejando aparte estos venerandos embu, stes por hoy, bueno será que comencemos tirando piedras al tejado ajeno, y destruyendocomo podamos, con pocas y perentorias razones, las leyendas forjadas por otros pueblos para darse pisto. Ko habrá ninguna persona decentemente amueblada por el último piso, á quien no se le liaya ocurrido pensar que la famosa hazaña de Guillermo Tell, el héroe de la independencia suiza, resulta demasiado bonita y bien urdida para que pueda responderse de su veracidad. En el drama de Schiller y en la ópera de Rossini, el episodio culminante, en el que Guillermo, por orden del tirano Gessler. derriba de un flechazo la manzana colocada en la cabeza de su propio hijo y luego se las jura al tirano, como suele decirse, es una escena de extraordinario efecto teatral, y aún más que de teatro, de circo. Aquí, en el Real, no nos causaba gran ilusión, porque ni se veía salir la flecha ni se dejaba de notar el cordelito atado á la manzana para que ésta cayera en el instante psicológico. Verdad es que los cordeles del teatro Real (entre ellos es famosí, simo el que sirve para arrastrar una roca de forma de T araielepípedo en la cual se sienta unas veces Loliengrin, otras veces Fausto, etc. etc. son unos cordeles que han agostado en flor muchas ilusiones juveniles 3 sembrado la duda en bastantes almaís- inocentes. Pues bueno, digámoslo de una vez; ni la hazaña de Guillermo Tell pasa de la categoría de eso que irresi etuosa y flamencamente suele llamarse un Udipén, nisiquiei a está probada en manera alguna la existencia del famoso héroe suizo, lo cual es mucho más grave. Y no se crea que este descubrimientoes de ayer por la mañana. Todo lo contrario. En el año 1760, un suizo ilustre, el arqueólogo y naturalista Amadeo Manuel de Hallar, hijo del gran fisiólogo y botánico bernés Alberto de Haller, conocido por su rivalidad con Linneo y por sus descubrimientos interesantísimos, publicó un folletito con el título de Fablcs Danisch, en que probaba la inexactitud de la hazaña, y de golpe y porrazo destruía toda la leyenda heroica de Guillermo Tell; y en el mismo año, un cura paisano de Haller y llamadoFreudenberger escribía otro librito, Gidllermo Tell, fábula dinamarquesa, recordando que entre las tradiciones populares contenidas en la Historia dánica, de Saxo Grammaticus, que escribió á últimos del siglo XII, se contaba el mismo hecho, atribuyéndoselo a u n soldado godo llamado Tek que vivía en 965. Todo esto se publicó antes de que se escribiese la tragedia de Guillermo Tell en francés por Lemierre, en alemán por Schiller, en inglés por Knowles, y mucho antes que Grétry compusiera su ópera y Rossini la suya: lo cual prueba que á los poetas y músicos les tiene sin cuidado la historia. Total, que de Guillermo Tell se sabe lo mismo que de la bizcochada: es decir, que no se sabe nada. Las crónicas de la revolución suiza de 1307 no mientan á semejante sujeto, cuj- a existencia en vanohan querido demostrar ios Sres. Zuraggen, J. J. Hiseh y barón de Zurlauben. Es más, no hace muchos años, en la pacífica villa de Altdorf, patria de Guillermo TcU y que vive principalmente de las visitas que ingleses y rusos desocupados hacen al higar de la ociírrencia, hubo un honrado archivero, el Sr. Schnelles, que osó decir lo que 3 0 acabo de comunicar á ustedes. Se sublevó la ciudad entera, se amotinó todo el cantón, y el excelente Sr. Schnelles tuvo que salir por pies y aún no ha vuelto. No h a y co. sa peor que atacar la exi, stencia de un héroe... cuando en ella e. stán interesados losfondistas. W. B.

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