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BLANCO Y NEGRO MADRID 01-08-1903 página 11
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BLANCO Y NEGRO MADRID 01-08-1903 página 11

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Kiv DIJL: M: JV MTK ON la muerte en el alma, dominado por los peores pensamientos, desesperado, Lucas vagó al azar, sin saber por dónde iba, durante más de una hora. Aquello era -a imposible: no tenía otra solución que el crimen ó la muerte. Sentía las terribles angustias del liambre, había agotado todos sus recursos, no recordaba a m i s t a d n i conocimiento á quienes n o hubiese cansado con sus peticiones de socorro de recomendación, y YR todo se había agotado; ni las rec o m e n d a c i o n e s surtieron efecto, ni i o s socorros le a 3- udarou á más que á prolongí. r la cruel agonía del pobre honrado y pundonoroso que sueña con vencer la miseria y la adversidad sin falta. á los deberes de todo hombre de bien. No se había dado cuenta de que á la pobreza siguen el descrédito y el menosprecio como al cu rpo s i g u e la sombra. En medio de todo, aún podía conceptuarse feliz. ¡Si hubiese oído á sus amigos, á sus compañsros, á sus protectores, á cuantos- conociero: su infortunio! Ya s i n esperanza, Lucas, torturado por el hambre, sin aliento, sin f u e r z a s casi e detuvo, idiera robar, robaba- -pensó, go derecho á la vida como seres dé la creación; yo no umbir al hambre; yo quiero conciencia no me acusa por nce. Yo no he podido evitar il ministro á que cumpla la ra que me procurase trabada hombre honrado... ¡Ojalá hallaría en situación serne, suyo y á sus ojos asomóse todo el odio que sentía hacia la humanidad. El cordero se había trocado en tigre hambriento. -Morir por morir, mejor es acabar matando, vengándome de los malditos que me han amargado la vida y que me llevan á la muerte 4 nadie he hecho mal; á mí, el mundo entero parece que me persigue y acosa como á fiera dañina. Pues bien: la fiera se defenderá. Pero la fiera sintió que se desplomaba falta de alientos. Sordo zumbido le hizo ensordecer; núblesele la vista; mortal congoja le obligó á sostenerse en la pared inmediata, para no caer á tierra. El estomago parecía anudarse en horribles torceduras... Entonces el instinto de la vida habló más alto que la desesperación, v Lucas inquirió con la mirada eí sitio en que hallábase, y del que no se había podido dar cuenta. Allí cerca, á pocos pasos, vio la entrada de un templo y puertas n; ás adelante una fonda. -Lo i o y lo otro- -se dijo el desfallecido. -Voy á ponerme bien con Dios, á despedirme de mi vida de hombre honrado, y luego. luego, á comer, á robar al fondista el importe de lo que quiera hacerme servir Después me detendrán; me llevarán al juzgado, á la cárcel... No diré mi nombre y me libraré oe la deshonra. E. sto es hecho. Y algo más repuesto y dueño de sí, Lucas franqueó la puerta de la iglesia, refugióse en itn rincón obscuro y procuró cuniplircomo buen creyente. Vana empresa: los cepillos de los altares le atraían; la debilidad de las mujeres le excitaba á apoderarse de los bolsillos que veía en manos de algunas...

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