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BLANCO Y NEGRO MADRID 22-11-1902 página 10
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BLANCO Y NEGRO MADRID 22-11-1902 página 10

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ir A hermosa nación húngara, que la mayor parte de los españoles sólo conocen por haber visto repreI sentados de una manera bastante inexacta y trivial ciertos episodios de su historia en la popular zarzuela Los Magyares, es uno de los pueblos más simpáticos y agradables del centro de Europa, y al propio tiempo es de aquellos en que más mezclada y heterogénea es la población, Exis ten, por lo menos, en Hungría mez ciadas y confundidas seis i- azas dife rentes: los eslavos, los rumanos, los alemanes, muchos judíos, no jiocos gitanos, que son los que vulgarmen A agrícola de grandísima producción en la que se emplean todos los progresos de la agricultura moderna. JJOS magiares actuales poco ó nada tienen de aventureros románticos, cual mucha gente se los imagina, l or el contrario, son un pueblo sosegado, estudioso, reflexivo, trabajador y amante del progreso. El ilustrado director de la Escuela de Comercio de Szombathelys Sr. Seemann, que nos ha remitido las adjuntas fotografías explicadas en co rrecto castellano, es una prueba vi va del adelanto de la tierra húngara W. B CAMPESINA HÚNGARA I le conocemos aquí por húngaros, y los magiares de pura raza, que habitan el centro de la nación, una inmensa llanura circuida por los Cárpatos y sus derivaciones. El impulso absorbente de la raza alemana, que domina en toda la Confederación germánica, incluso en Austria, y que ha creado hondas divisiones en este último país, no sólo respecto de los húngaros, sino también con relación al anti- guo reino de Bohemia, donde ha- bita la antigua y altiva raza de los teheques, no ha logrado, á pesar I de su empeño de uniformidad casi militar, borrar ni empalidecer lá original espontaneidad de la raza magiar cue, al menos en la comarca del centro, se conserva pura, aferrada á sus costumbres y á sus tradiciones, amante de sus lindos y elegantísimos trajes, alosa de su autonomía política. Los aagíares son una rama del robusto tronco de la antigua raza finesa, que han sabido resistir á las enormes convulsiones que agitaron en pasados siglos las regiones centrales de Europa. Son cerca de seis millones de ciu iadanos que conservan el culto y la. práctica de su idioma, no semejante en nada á la lengua alemana, y sabida es la importancia política y social que la diferencia de idiomas tiene, sobre todo cuando ocios pertenecen á familias distintas. Espíritu muy liberal anima á los corazones húngaros, y buena prueba de ello es la memorable insurrección de 1848, y el cariño, la veneración filial que todos los húngaros tributan á la memoria de su héroe nacional el farnoso Kossuth. En aquella ocasión tuvieron los magiares que ceder al empuje y peso de Ja fuerza militar de Austria y de Rusia, y por espacio de diez años se vieron privados de sus queridas y agradas libertades. Tal estado de cosas no podía prevalecer, y la autonomía húngara fué de nuevo reconocida; mas ya Hungría, como provincia autónoma, quedó herida de muerte en cuanto á su existencia nacional, y á ello contribuyó no poco también la diversidad de razas y de religiones. Como en I todos los pueblos donde se acoge á los judíos, éstos se han heclio dueños del dinero, y el dinero es en las naciones modernas la influencia, el valimiento, el prestigio. Aparte esto, tiene gran importancia en Hungría, si no en las ciudades, en los campos, la población gitana. Todo él que ha andado un poco por los campos de Castilla ha tenido ocasión de tropezar con algún aduar ó tribu de húngaros, caldereros, cerrajeros, caballistas ó corredores de caballerías. Son tan sucios de cuerpo y de vestimenta como cuidadosos de llevar corrientes documentos y pasaportes, y con gran frecuencia tienen que ver algo con la Guardia civil. El vulgo y los campesinos suelen confundir, por sus malas trazas, á los húngaros con los herzegovinos, montenegrinos, valacos y montañeses de los Cárpatos y de los Balkanes que suelen traer osos y monos amaestrados; pero fijándose bien, no es posible tal confusión, porque el gitano húngaro lleva sus harapos con la dignidad y el solemne porte propios de todos los de su raza, y su tipo es de gran belleza y corrección de líneas. iVIuy bello es también el puro tipo magiar: los hombres son apuestos y (gallardos, las mujeres hermosas y esbeltísimas y realzan su belleza con el lindo y gracioso traje que pueden ver nuestros lectores, y que en nada se parece al del coro de señoras en Los Magyares. Kl centro de Hungría, ó sea la tierra puramente magiar, es una comarca

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