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BLANCO Y NEGRO MADRID 12-08-1899 página 3
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BLANCO Y NEGRO MADRID 12-08-1899 página 3

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ik 4 EL DEMONIO PADRE i PAKTE SEGUNDA Molooh descubrió el hurto de kus ideas una noolie en que volvió á su antro antes de la Hora acostumbrada. El hijo no advirtió la presencia súbita del padre; tan lieseuidado y absorto estaba en la lectura del libro. Molooh, sospechando desde luego lo que ocurría, quiso cerciorarse de ello, para lo cual tomó la forma do moscardón rojo, y de un vuelo fué á posarse en la mesa, donde confirmó su sospecha viendo que el chico tomaba apuntes. Ko se enfureció; antes bien le hizo gracia la ratería, considerándola como muy ingeniosa y muy digna de la naturaleza diabólica. Aparentó ignorancia y consintió que el mozo siguiera firmando obras ajenas y ganando la gloria de ellas. A más de eso, le envanecía saber que su inteligencia y sus méritos eran sobrados para labrar dos reputaciones enteras: la propia y la de su hijo. Este se aprovechaba cada vez más. de lo que fué al principio confianza y después intencionado abandono. Empezó apropiándose tímidamente algunos pensamientos, considerando que el padre los tendría olvidados por. insignificantes, como quien hurta una nióneda entre un gran tesoro. Pasó luego á tomar otros importantes, y como tampoco se advertía la falta, se atrevió á mayores, que siempre la impunidad y el provecho son cebo para engordar al latrocinio. Con lo cual el muchacho adquirió altó renombre á expensas del de Molooh, quien iba resultando un demonio inactivo. Lejos de dolerle los triunfos del hijo, le doHíi, n los fracasos y se enojaba contra los envidiosos que le censuraban. Verdad es que en ello iba interesado su amor propio de autorVerdadero, aunque incógnito, de aquellas obras. Así es que cuando alguno de sus planes fracasaba, él lo corregía con arreglo á la experiencia, y ya perfeccionado, lo dejaba como al descuido donde el chico lo pudiera estudiar para ensayarlo y aplicarlo de nuevo. ¡T con qué gozo secreto veía los buenos resultados de sus enmiendas! Molooh estudiaba más que nunca para afinar sus obras, sólo porque redundaban en honra y pro de su heredero, cuya popularidad llegó á eclipsarle. T a no se llamaba en el infierno al diablejo el hijo de Molooh, sino á Moloch el padre del diablejo. Había perdido su personalidad, pasando á ser diablo padre. T seguía tan contento de su título pasivo, á pesar de las murmuraciones que le acusaban ya de deoa-

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