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BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-1898 página 18
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BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-1898 página 18

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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i vi- S W r f S! k 4 Í: -A- poner del dinero necesario para librarle del riesgo en que pronto habría de encontrarse, y pensando en esto, vino á dar en el conflicto más grave y en la inquietud más honda que haya sufrido numismático alguno en este mundo; porque fué el caso que se le ocurrió vender parte de su colección para salvar al muchacho, siendo esta idea la manzana de la discordia que puso frente á frente y con iguales bríos el amor á su sobrino y la afición á sus monedas. Desde aquel momento ya no pudo dormir sosegadamente el numismático, porque de una parte se le hacía muy duro abandonar á su suerte á aquel pobre muchacho, á quien amaba como á hijo, y de otra le era imposible mutilar la obra que expresaba la labor y el encanto de toda su vida; y luchando con estas angustias, ya veía al sobrino moribundo en los hospitales de la Isla, ó á la colección mutilada, incompleta, falta de aquellas monedas que eran su orgullo, su recreo y su consuelo. A! fin resolvió vender los ejemplares que á su juicio tuvieran menor mérito, á cuyo fin los fué guardando en una cajita, sobre la cual había escrito: Para redimir á Juan. Y todos los días encerraba en ella alguna que otra moneda; pero tan pronto como las había dejado volvía á sacarlas para ponerlas de nuevo en la urna, exclamando: -No, ésta no. Entonces, sintiendo que de nuevo le asaltaban sus remordimientos, arrepentido de su i n h u m a n o egoísmo, volvía á colocar u n a tras otra las monedas en la caja de la redención, de la cual las i b a sacando luego lentamente con más zozobra y temores que el ladrón cuando está forzando el escondite de ajeno tesoro. Cierta noche en que era víctima de estas vacilaciones, y en que lleno de angustia y de miedo trasegaba las monedas de la u r n a á la caja y de la caja á la urna, sin resolverse á dejarlas en n i n g u n a parte, se le presentó su sobrino vestido con el traje de rayadillo. -iQué es esto! -Me h e vendido para Cuba 5 o me regañe usted H e comprendido el sacrificio t a n g r a n d e que para usted significaba deshacerse de sus monedas, y me he anticipado á su generosidad rechazándola por este medio. -I Loco! ¿qué has hecho? -Lo que debía Mire usted, con el producto de mi venta he adquirido este ejemplar Tome usted; u n a moneda de plata del tiempo de los Omeyas. El numismático cogió la moneda como el avaro el oro, y á pesar de su disgusto exclamó sonriendo: -Tienes razón E s curioso Te lo agradezco. Después de esto abrazó á Juan, derramando lágrimas; pero al dirigir sus miradas de soslayo hacia los pupitres y ver en correcta formación todas sus monedas, sentía un goce profundo que amenguaba su dolor. Sin embargo, cuando transcurrieron algunos días y el viejo numismático se vio solo en aquella casa tan triste y llena para él de remordimientos, exclamó entre suspiros y lágrimas: -Soy u n infame; la mejor moneda es la de un afecto desinteresad. o Soy un miserable; la mejor moneda se la he dado á los mamhises. R A F A E L TORRÓME DIBUJOS DK MUÑOZ LUCENA

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