Avanzar o retroceder por resultado de búsqueda
Avanzar o retroceder por las páginas del periódico
Avanzar o retroceder por día

REVISTA
ANO V I
ILUSTRADI
ÍJUM. 271
M A D K I D 11 DK J U L I O DE 1896
ESCENAS MADRILEÑAS
v
ír- Vii.
tH,
1 1
Í 5
1
-S
1
ÍL! L
iSa i
EN Í: J. AGUADUCHO No la líiejor calidad de los refrescos ó de los alcoholes, no lo céntrico ó estratégico del sitio elegido por la aguadora, sino sencillamente e palmito de ésta, como antes se decía, ó su ángel, como decimos hoy, es lo que atrae en torno de la sencillísima caseta multitud de parroquianos, que hacen del aguaducho su punto de cita ó de reunión mientras dura el verano. I a escena reproducida por Muñoz Lucena puede verla el lector todas las noches en el Prado, en Eecoletos ó en la plaza de Oriente. La gentil aguadora, que tiene en el puesto su trono y en los veladores su jurisdicción, mariposea en t o m o de los parroquianos, más diligentes para recoger miradas y sonrisas q ie para apurar la copa del refresco. La aguadora es reina y señora en su pequeña corte; no tiene el aire encogido y silencioso de la camarera de horchatería, dependiente al fln del amo que la vigila desde el mostrador, y u n a de tantas entre todas las camareras del establecimiento; no, la aguadora, astro sin rivales y reina sin Constitución, es dueña de su tinglado, de sus veladores, del pequeño capital que supone aquella bien provista anaquelería, y de algo más, del corazón de sus parroquianos, que preíieren el aire libre con todos los riesgos y asomos de fiebres que guardan las noches de Madrid, á la prosaica y estrecha tertulia en u n a horchatería ó en un café, refugio sólo tolerable en invierno. Requiebros, chicoleos, juramentos y promesas llueven sin cesar en los oídos de la aguadora; á bien que ésta sabe á (jué atenerse en punto á los amores de verano, y sabe también que no h a armado la garita para recoger frases de amor, sino luengas propinas y precios bien pagados. L a s palabras amorosas se desvanecen con los primeros soplos del Guadarrama; el dinero, por el contrario, allá queda en el cajón para remediar los fríos del invierno.
DIBUJO DE MUÑOZ LUCENA