BLANCO Y NEGRO MADRID 08-09-1894 página 10
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página10
- Fecha de publicación08/09/1894
- ID0005104961
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574 suelo como las lonas de u n tienda de campaña, y cuyo casco sigue como el girasol al astro del día, gracias al bastón articulado. Hermoso p a n o r a m a descúbrese desde la P l a y a de los Locos. A la derecha el faro perpetno centinela de la costa; más acá, el palacio imperial, mandado construir por u n a española, por la emperatriz Eugenia, á quien bien podemos llamar la descubridora de Biarritz. H o y el regio palacio es explotado, co: 1 por u n a compafiía parisién. Detrás de él, como y en segunda fila y más lejos de la v p l a y a los hoto les V i c t o r i a y Continental, e l BrilliU- Cluh y u n a línea irregu- p. lar de construcciones aisladas que allá en lo alto, y detrás de la galería del est a b l e c i m i e n t o siguen p a r a l e l a m e n t e la quebrada linea de la costa. P o r el otro lado el G r a n Casino, alzado á g r a n altura sobre la playa. En su gran terraza, cerrada por soberbio mirador de cristales, una orquesta se deja oir dur a n t e el estío en las horas del mediodía y del crepúsculo. Debajo del Casino avanzan nna tras otra sobre el mar, hasta muy adentro, las rocas de Basta, de la Artillería, Peña re: loii. da y Ckaunhixj, que a la puesta del sol sinrulan animales fantásticos, cetáceos colosales pugnando por asaltar el muro. En todas estas rocas y en las de la Chiiuigue, no t a n apartada de la orilla, legión innumerable de pescadores de caña pasan las horas muertas viendo flotar el corcho y la plumilla. No he visto j a m á s número mayor de pescadores reunidos. Si alguna vez las cañas se vuelven lanzas, podrán salir do Biarritz diez ó doce escuadrones de lanceros. UX UK LA CHAS PLAYA Más lejos distingüese el castillo del Semáforo, cuj as banderas anuncian todas las mañanas al bañista el tiempo probable; y más lejos todavía se aprecia la silueta de la Virgen, firmo en su peñasco, batido á todas horas por ol oleaje. No busquéis en Biarritz teatros ni circos, paseos urbanos cubiertos de sillas, músicas municipales que tocan aquí y allá para divertir al forastero Ninguno de esos recreos burgueses cuadran con la estructura de Biarritz ni con