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BLANCO Y NEGRO MADRID 18-11-1893 página 16
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BLANCO Y NEGRO MADRID 18-11-1893 página 16

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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766 A las demostraciones de dolor con que recibió Melilla entera el cadáver del heroico general, juntáronse al día siguiente los ecos de la amargura de toda Españaantela horrible desgracia que tanto había de ensoberbecer á nuestros enemigos. Las sociedades civiles de la plaza, la oficialidad de los regimientos a l l í acuartelados, y los rep r e s e n t a n t e s de la prensa española, depositaron infinidad de coronas sobre el féretro del bravo é infortunado caudillo, para quien hoy se pide con justicia la cruz laureada. Tan vivas y unánimes demostraciones de dolor repitiéronse al J X JUlíLUiO DKL a! jS JÍKAL MAIÍGALI. Ü día siguiente cuando el cadáver fué conducido al cementerio. Los soldados, la oficialidad, los vecinos de Melilla y los corresponsales madrileños disputáronse el honor de conducir el féretro y turnaron en esa triste y conmovedora faena. Nuestro segundo dibujo representa el paso de la comitiva fúnebre por delante del Casino Militar, sitio en donde fué mayor la solemnidad del luctuoso acto. Uno de los primeros cautivos hechos por las tropas españolas después del primer encuentro del día 2 de Octubre fué el espía Mari- Gaari, de cuya presentación en la plaza dimos una fotografía en nuestro número pasado. Posteriormente, el prisionero moro ha vuelto á figurar en los sucesos con motivo de la corta tregua pactada por el general Maoías con los bajaes, y rota á las cuarenta y ocho horas por el fuego de nuestros cañones. Mari- Guari cumplió su misión con una lealtad y un valor verdaderamente extraños. En vez de aprovechar aquella libertad y quedarse entre los suyos, volvió caballerosamente á la plaza, no sin arrostrar el fuego de los fuertes, que dispararon sobre él, sin hacer caso de la famosa bandera blanca de que tanto han abusado los rífenos. Poco después tenia lugar la fastuosa entre vista de nuestros generales con los jefes moros, en la cual la perspicacia del actual gobernador descubrió que las kabilas üuicamente buscaban otra tregua para reponerse de sus quebrantos y apercibirse á nuevos ataques. EL PKIBIOXEIÍO MARI- GCABI, rORTADÜIi DK LA CARTA QtJE EL HACÍAS DIUIGIÓ Á LAS KABILAS Bl bravo capitán López Herrera fué la primera baja de nuestras tropas en el duro combate del 27 de Octubre, y su

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