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ABC MADRID 02-12-2019 página 42
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  • EdiciónABC, MADRID
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ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE La dirección de orquesta despide a uno de sus más carismáticos protagonistas. Mariss Jansons moría la noche del sábado en su casa en San Petersburgo a los 76 años. Era entrañable, sensible, elocuente y profundamente admirado en la profesión. Las cancelaciones de los últimos meses anunciaban un empeoramiento de la salud, particularmente delicada desde que sufriera un masivo ataque al corazón mientras dirigía "La Bohème" en Oslo el 25 de abril de 1996. Mariss Jansons reproducía la historia vivida por su propio padre, quien doce años antes moría de un paro cardíaco mientras dirigía a la Hallé Orchestra, un caso más a añadir al de otros directores que sucumbieron en el podio, desde Felix Mottl a Joseph Keilberth, Dimitri Mitrópoulos, Paul Kletzki, Giuseppe Sinopoli o Eduard van Beinum. Este último fue una referencia en la historia de la Royal Concertgebouw, orquesta de la que Jansons fue titular durante una década, calificada como "una de las mejores relaciones musicales del mundo". Ocupación nazi Mariss Jansons había nacido en Riga en 1943, en plena ocupación nazi. Su madre, Iraida, cantante de origen judío, había presenciado cómo su padre y su hermano eran asesinados por los nazis. Decide dar a luz escondida en los bajos de un edificio donde transcurren los primeros dos años de su vida. Pero, frente a las dificultades, se consolida un ambiente musical. Pasa gran parte de la infancia recorriendo la ópera de Riga, donde trabajaban sus progenitores: "Pronto aprendí de memoria la música de muchos ballets y óperas. Soñaba con tocar el violín en la orquesta, tal vez bailar y, por supuesto, dirigir". Uno de sus objetos fetiche era un teatro de juguete donde escenificaba sus propias actuaciones. En 1956, la familia se traslada a Leningrado. Su padre había sido nombrado asistente de Yevgeny Mravinsky en la Orquesta Filarmónica de esa ciudad. Mariss Jansons tiene 13 años y comienza a estudiar violín en un ambiente altamente competitivo que él mismo llegó a calificar de "traumático". Viaja a Viena para trabajar con Hans Swarowsky, nombre de referencia en la enseñanza de la dirección orquestal. Se convierte en asistente de Herbert von Karajan en el Festival de Salzburgo y obtiene en 1971 el primer premio en el concurso internacional de dirección promovido por el director austriaco. Karajan propone a Jansons como asistente en la Filarmónica de Berlín, pero las autoridades rusas no conceden el permiso. De inmediato recupera la posición de su padre como asistente de Mravinsky en Leningrado. Impresionan al joven director la poderosa capacidad técnica del ruso, la sobriedad y la claridad de gesto, la eficacia y, sobre todo, la clarividencia para penetrar en lo que definía como el "sentido atmosférico" de la partitura. Jansons aparece como principal candidato para suceder a Mravinsky. De Oslo a Leningrado Sin embargo, tras el fallecimiento del director ruso, Yuri Temirkanov, mal amigo de Mravinsky, es designado director titular. Jansons permaneció en el puesto de asistente al tiempo que acepta la titularidad de la Orquesta Filarmónica de Oslo, tras conseguir el aval de las autoridades soviéticas. Dos décadas después la orquesta se convierte en una referencia internacional gracias a un trabajo de fondo en el que Jansons aboga por el carácter solidario en colaboración con los profesores de la orquesta. A caballo entre Oslo y Leningrado, Jansons también consolida su carrera en Inglaterra donde es designado principal director invitado de la Orquesta Filarmónica de Londres. Los noventa son cruciales. Se presenta ante las grandes orquestas del mundo y su prestigio crece imparable. En ese momento estaba sobrecargado como director invitado en Berlín, Viena, Ámsterdam y Nueva York. De inmediato, el infarto vendrá a reducir el ritmo de trabajo centrándose en la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh donde sustituye a Lorin Maazel. Repitiendo lo conseguido en Oslo, convierte a la orquesta en una nueva referencia internacional. Ha descansado durante dos años, vive con un desfibrilador instalado en el corazón y renuncia, tiempo después, a los conciertos en América con el fin de evitar el "jet lag". Las relaciones artísticas continúan con la jefatura de la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks de Múnich, donde vuelve a suceder a Maazel, y la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. Son diez años que dejan referencias musicales inexcusables particularmente ante Mahler y Shostakovich mientras la revista musical británica "BBC Magazine" declara a la orquesta como la mejor formación sinfónica del mundo. Eficacia La biografía de Mariss Jansons explica muy bien un estilo, una manera de hacer particularmente eficaz. El trabajo sosegado, meticuloso, la disciplina y la inspiración, con la vista puesta en la consolidación de una idea reflexionada y compartida antes que en la realización inmediata. El carisma de Jansons se refleja en versiones detallistas, matizadas, vibrantes, recubiertas siempre de una calidad sonora excepcional. Con Jansons, el director se convertía en un verdadero intermediario entre la partitura y los músicos. La capacidad de diálogo y la implicación son la base de un trabajo que él mismo reflejaba en el podio en detalles aparentemente nimios. Jansons nunca fue un divo de la dirección. Compartía el aplauso con los músicos, reconocía su trabajo, sacaba de ellos lo mejor posible. Era en este momento, así se ha dicho, el número uno, particularmente ante el repertorio ruso, el gran sinfonismo de raíz romántica y en muchas obras centradas en las primeras décadas del siglo XX. Sus hazañas más populares fueron las ediciones de 2006, 2012 y 2016 del Concierto de Año Nuevo en Viena. Poco antes de dirigir esta última declaró que "la música debe estar muy presente, especialmente en las escuelas, para entender cómo es nuestra existencia en este mundo. Porque la música puede enseñarnos que existe una Europa mejor". Y al explicarlo se acompañaba de una apariencia algo fatigosa y encorvada. Sugería al viejo maestro, capaz de persuadir con la picaresca de quien se sabe hábil y sabio. Se ha escrito que su penetración era "sagaz, hasta el punto de conseguir que fueran muchos los momentos en los que bajo su dirección el tiempo, la música, se sucedía sin que apenas ocurriera". Muere Mariss Jansons, un director necesario Carismático, entrañable, sensible y admirado, el director de orquesta letón, que padecía problemas coronarios tras sufrir un infarto en 1996, falleció el sábado a los 76 años afp Jansons dirigió a la Filarmónica de Viena en el concierto de Año Nuevo en Viena en 2006 Jansons, que nunca fue un divo, siempre hacía gala de su buen humor. En la imagen, en Viena en 2011

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