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ABC MADRID 01-11-2019 página 59
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ABC MADRID 01-11-2019 página 59

  • EdiciónABC, MADRID
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Fernando Muñoz De San Sebastián a Zahara de la Sierra, en Cádiz, hay 1.011 kilómetros que atraviesan España como una cremallera. Y ahí, en el norte, los directores Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga concibieron "La trinchera infinita" para que abajo, en el sur, Antonio de la Torre diera forma al acento y a los modos rurales de Higinio, el "hombre topo" que retrata el filme. Una historia que arranca en la Guerra Civil y que mantiene al protagonista en un encierro casero de 33 años para evitar ser fusilado. Allí, en el interior de la casa de un "Macondo andaluz", en palabras de los cineastas, el matrimonio formado por Higinio y Rosa apuntala como puede unas vidas que el conflicto dejó en ruinas. El zulo casero en el que Higinio malvive da un nuevo significado al dicho de "pueblo pequeño, infierno grande". También para Rosa, víctima colateral, que cuando sale a la calle, o cuando con los años logra montar un negocio como modista, debe mantener la mentira de que su marido nunca volvió del frente. Viuda de posguerra en la calle y, en casa, mujer con aspiraciones vitales como ser madre, y otras más banales como poder ver el mar por primera vez de mano de su marido. Dolores que se enquistan en el alma pero tan visibles en el rostro de Rosa (Belén Cuesta) como en el cuerpo emparedado tras el muro del salón de Higinio (Antonio de la Torre). "No conocía la historia de los hombres topo, pero vi un documental sobre el topo de mijas y dije: aquí hay una historia para hacer una alegoría sobre el miedo y cómo te puede condicionar la vida", desgrana el director José Mari Goenaga. Porque como insisten cada poco tiempo durante la entrevista, ser víctima no te convierte en héroe, por eso el huido no termina como un combatiente ni como un revolucionario, sino como un hombre temeroso hasta de los rayos del sol. Un conflicto sin fin De alegorías como la antes mencionada, de metáforas, de poesía visual está cargado el cine de los creadores de "Loreak" y "Handia", que ahora dan un salto. La sencilla pero radiante belleza de "Loreak" y la producción cargada de fantasía de "Handia" se condensan en las más de dos horas de "La trinchera infinita". Una poesía que llega hasta el título, con tanta carga como el propio guion. "Hay algo de esa trinchera que sigue siendo infinita hasta nuestros días. Alude también a que los conflictos, no solo en España, no acaban, se transforman. Lo que ocurre en un momento es consecuencia de lo anterior, y al final como que nos empeñamos en que las cosas tienen que acabar, y eso va en contra de la condición humana. El "The end" es para el cine", describe Goenaga. Menos poético y más pragmático es Antonio de la Torre, que como "hombre topo" vuelve a dejar sus credenciales para una nueva nominación al Goya. Igual que Belén Cuesta, que en su primer papel dramático demuestra que por fin puede levantar un cabezón tras dos nominaciones en las comedias "La llamada" y "Kiki, el amor se hace". La importancia de la mirada Al final, y sin caer en un "spoiler" que tampoco descubriría ningún giro insospechado, la presencia de nuevas miradas en la casatrinchera sirve para mostrar cómo la sociedad cambia con el paso de los años: "Nos interesaba alguien que no vivió el conflicto, alguien como nosotros, que entre comillas lo hemos heredado, y ver cómo vive esa situación, una que no comprende. Ese personaje apela a nuestra generación, a la desorientación de ver cómo desciframos ciertas cosas cuando hasta los historiadores tienen mil teorías diferentes", explica el trío de cineastas. "Estuvimos cuidando mucho el tema de intentar que cada personaje tuviera sus razones, no poner a unos como villanos y a otros como héroes. Toda persona tiene sus razones para hacer lo que hace, puedes estar de acuerdo o no con ello, y eso se refleja en la narración", sentencian. Porque al final, como en todos los pueblo pequeños, todo el mundo sabe el infierno que pasan su vecinos. "La trinchera infinita" )))?? Dirección: Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga. Intérpretes: Antonio de la Torre, Belén Cuesta, José Manuel Poga... Oti Rodríguez Marchante Fue una de las películas triunfadoras en el pasado Festival de San Sebastián y su trío de directoresautores, Jon Garaño, Aitor Arregi y José María Goenaga, amplían con ella su tripersonal filmografía introduciendo un par de ingredientes que son nuevos en ella: el uso del español en vez del euskera (como en las anteriores "Loreak" y "Handia", y aunque aquí sea un español con fuerte y casi incomprensible acento andaluz) y el contexto de la Guerra Civil y la posguerra para situar su historia, que trata en su tuétano del miedo, la angustia, la persecución, la revancha, la supervivencia y el tiempo muerto. El personaje central es un "topo", alguien escondido en un agujero doméstico para evitar una muerte segura como activo "republicano" en un pueblo malagueño "liberado" por las tropas nacionales. "La trinchera infinita" es larga, inacabable, en sus dos tiempos, el cinematográfico y el "real", y no se limita a contar una intriga precisa de un episodio bélico, sino que dilata en esos dos tiempos el episodio para que expriman un relato mucho más complejo en el que quepan, además de lo bélico, lo cruel y lo represivo, otros conceptos que sutilmente lo enriquezcan, como el odio solidificado, la reconciliación, las nuevas generaciones y la vida sigue. Por eso resulta difícil ver "el elefante" y fácil quedarse en el tacto o sobeteo de solo una de sus partes. La pareja de recién casados y atrapados en el lugar erróneo al estallido de la guerra, y la denuncia, persecución y escaqueo de un inminente "paseo" son el prólogo lleno de velocidad, tensión y metralla del relato, que se hundirá a continuación en la claustrofobia de una existencia a dos velocidades: la íntima y encerrada de Antonio de la Torre, el hombre buscado, y la exterior, fingida y encubridora de su esposa, Belén Cuesta. Dos interpretaciones magníficas, matizadas cada una de ellas para ofrecer su visión de los acontecimientos, del paso del tiempo, de la gestión del miedo, de las obsesiones y de las aprensiones La cámara de Javier Aguirre Erauso está muy atenta para ofrecer los dos puntos de vista y la paulatina transformación de esas miradas, y también para captar los diferentes momentos y pesos para que lo inmóvil, lo aletargado y petrificado del núcleo de la historia se vea removido por sentimientos y trances (familiares, vecinales) que no paran de cambiar, incluso por algún episodio estrambótico para espolear una cabalgadura narrativa que, a falta de espacio, busca extensión en el tiempo, y que en ese discurrir lleno de cambios personales y sociales pueda dar la impresión (visual y sentimental) de que se acabará tropezando con un episodio de "Cuéntame". Hay mucho material reflexivo en "La trinchera infinita", incluso material útil y juicioso para la insensatez actual, y tanto destripa los odios obstinados, como la humillación, indignidad y psicosis del vencido, como los apósitos y vendas que proporciona el tiempo y sus componendas. Escabullirse de la muerte, y de la vida 33 años de encierro La cámara, frenética en los primeros compases de filme, se congela durante los largos años que Higinio vive oculto en casa "Hay mucho material reflexivo para la insensatez actual" La cosecha de cine español de 2019 es de las más variadas y coloridas de los últimos años pese a que el poso de la Guerra Civil sigue presente. Un poso que ya no mancha como antaño, y ahí está Alejandro Amenábar y su "Mientras dure la guerra", que se ha colocado como la tercera más vista del año con más de ocho millones de euros recaudados y unas críticas, a un lado y a otro, más que positivas. Antes, a mediados de septiembre, se estrenó otro filme con el conflicto como telón de fondo. "Sordo", de Alfonso Cortés-Cavanillas y protagonizado por Asier Etxeandia, Hugo Silva, Marián Álvarez e Imanol Arias, retrata la persecución del Ejército a un "maqui" que pierde el oído tras un sabotaje. El tercer título del año sobre la Guerra Civil, o sobre sus consecuencias, es "La trinchera infinta", que se estrena hoy, aunque de nuevo el conflcto no es más que el escenario en el que colocar a los personajes. Desde fuera también han querido viajar a 1936. David Simon (creador de "The Wire") prepara "A Dry Run", una miniserie que se centrará en las Brigadas Internacionales que llegaron a España para luchar en defensa de la República. Desde el año 2000, en España se han realizado 26 cintas de ficción sobre la Guerra Civil y cerca de 60 documentales. Unas cifras bajas teniendo en cuenta que cada año se estrenan 250 producciones de media con capital español. Es decir, en los últimos 17 años, las películas sobre este tema apenas han llegado al dos por ciento. Imágenes del rodaje de "Mientras dure la guerra"

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