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ABC MADRID 18-10-2019 página 96
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ABC MADRID 18-10-2019 página 96

  • EdiciónABC, MADRID
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Titán de la defensa sevillista. Brasileño. Nacido en Barra Bonita hace 26 años. Diego Carlos Santos Silva es uno de esos "productos" que llevan el sello de Monchi y que el reconocido director deportivo suele pescar cada ventana de mercado en su caladero favorito, la Ligue 1 francesa. El fornido defensa central fue el primer fichaje del Sevilla para la campaña 2019-20. La reacción de los aficionados (y de gran parte de la prensa local) fue sorpresiva. La primera cara nueva del ilusionante proyecto de Monchi en su regreso a Nervión era la de un defensa semidesconocido. Inédito en la Liga. 15 millones de euros por un futbolista procedente del Nantes, sin gran currículum ni bagaje internacional con la selección de su país. Sí contaba el fichaje con el plácet de Julen Lopetegui. Diego Carlos estuvo una temporada en la cantera del Oporto, concretamente la 2014-15, cuando el técnico vasco estaba al mando del plantel portugués. Aquel joven zaguero que ya llamaba la atención era un habitual en los entrenamientos de la primera plantilla, aunque no llegó a debutar en partido oficial. Nada más arrancar con el Sevilla en verano, Diego Carlos comenzó a convencer a los escépticos. Pasmosa solidez defensiva y férrea disciplina en las sesiones de trabajo. Era una roca atrás, pero también eficiente a nivel táctico. Y surgió, de manera irremisible, el impacto por su físico. Cada foto en prensa de su trabajo diario o subida a su propia cuenta de Instagram (d.carlos03) rompía frontalmente con el estereotipo de futbolista al uso. Cuádriceps portentosos, brazos casi de culturista y torso más propio de un guerrero espartano que de un jugador de Primera Monchi dijo que su idea era la de elevar el nivel y el poderío físico de la plantilla. ¿Genes o entrenamiento? Lo suyo es un don. "Es genética, natural. Cuando era pequeño me gustaba jugar al fútbol contra personas mayores que yo; quizá influyó eso. No me gustan la máquinas del gimnasio, la verdad", confesó Diego Carlos en julio. Casi tres meses después, consolidado ahora como uno de los defensas más seguros de la Liga, su aspecto sigue dejando boquiabiertos a todos. La propia televisión oficial del Sevilla reincidía en la pregunta esta misma semana: "Al gimnasio entro solamente a hacer estiramientos, cosas funcionales. Nada de máquinas, no me dejan hacerlas; estoy mirando a los otros jugadores, converso con ellos, pero nada de máquinas", indicó el futbolista. Admite incluso que tiene que medir su fuerza en los entrenamientos: "Tengo mucha atención para no hacer daño a nuestros jugadores". Unos compañeros que no ocultan las bromas en el vestuario: "Está más fuerte que el vinagre", afirma Nolito. O "si lo vas a pasar es mejor correr porque chocar con él es terrible", asegura Jules Koundé. el pulso del planeta Demasiadas pesas para el fútbol El Sevilla prohíbe al defensa brasileño Diego Carlos fortalecer aún más su musculatura: "Al gimnasio entro sólo para hacer estiramientos" imago Diego Carlos durante un encuentro en Alemania Fran montes de oca sevilla Con el freno echado en el trabajo diario: "Tengo mucha atención para no hacer daño a los compañeros" El Consenso está donde nos dejó la República, para la cual era lo mismo ensamblar un puzzle para formar un cuadro, que hacer añicos el cuadro para crear un puzzle El atasco político de España es hoy el solapamiento de dos consensos. El consenso setentayochista, que no acaba de irse, en el que están Vox (de ahí su anacronismo) y los de las banderas en los balcones. Y el consenso separatista, que no acaba de llegar (pero que llegará, y para ganar, según el fatalismo histórico descrito por Ortega), en el que está la España oficial, esa España "ensoñada" del Consenso cuyos jefes se reúnen en La Moncloa, único rincón francés en este páramo madrileño, como decía Max Estrella. Francés, después de todo, es su estilo de vida, el de la Francia del Directorio que glosó Barras: La pobreza es una idiotez; la virtud, una torpeza; y todo principio, un simple expediente. Un ejemplo es el ministro del Interior: con la Guardia Civil (¡lo que queda del Estado!) copada en Barcelona, el tal Marlaska se va de piscolabis al "Válgame Dios" en Chueca, "el sitio más alegre y donde más se abraza de Madrid", el consabido abrazo francés de todos a todos que clausuró en el Campo de Marte la Gran Fiesta del Ser Supremo diseñada por el pintor David en honor de Robespierre. Por diseños y abrazos no va a quedar, con tal de no caer en el abrazo español, que es el abrazo de una hora, en Pinto, de Serrano a Pavía, derrotado en Alcolea, "llorando juntos los males de la patria", ya que, herido en la cara, Pavía no podía hablar. Este consenso separatista está expuesto en un editorial del periódico de las elites de junio de 2016. Rivera, el gallo de la veleta centrista, asintió: "Somos partidarios de un modelo federal en un espacio europeo liberal-demócrata (?)". Para los energúmenos de la República era lo mismo ensamblar las piezas de un puzzle para formar un cuadro que coger un cuadro y hacerlo añicos para crear un puzzle. Roto el cuadro por el consenso setentayochista, el consenso separatista está ya en la recogida de añicos. La inacción de Sánchez sólo es el dilema del prisionero aplicado al cálculo electoral: el miedo da votos al poder. ignacio ruiz-quintano EL ATASCO visto y no visto Verbolario Funambulista, m. Poeta fibrado. // 2. Deambulador de vacíos. POR RODRIGO CORTÉS ABC_MADRID_20191018

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