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ABC MADRID 11-08-2019 página 13
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ABC MADRID 11-08-2019 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ESA TORPE DESIDIA MACHISTAS "Hay una chica puertorriqueña que va a dar que hablar nos dijo. Se llama Jennifer Lopez. Canta con una voz que barre" NOS habló de ella una amiga cuyo hobby era encontrar estrellas en el trepidante mundo del arte neoyorkino de los años sesenta. No en Broadway, donde sólo llegaban los consagrados, sino en el off-Broadway e incluso los off-off-Broadway, quiero decir en cualquier teatrillo de Brooklyn, Queens o el Bronx: "Hay una chica puertorriqueña que va a dar que hablar nos dijo. Se llama Jennifer Lopez. Canta en inglés con una voz que barre. Tengo la impresión de que no domina mucho el español. Tú, José, podrás comprobarlo". Como había sido desde que llegamos nuestra guía en aquel fascinante mundo lo que nos permitió asistir al estreno de Hair y otras piezas hoy clásicas seguimos su consejo. Más, cuando en una cena en Park Avenue esquina Calle 72 (la crème de la crème), volvió a saltar el nombre de la puertorriqueña, lo que significaba que había roto la barrera que separaba a los artistas hispanos del gran público norteamericano, la opinión era unánime. Jennifer era una artista total, cantaba, bailaba, hacia cine, teatro, drama, comedia, como allí se exige a las superstar, aparte de ser compositoria y empresaria. "A jack of all trades", un todo terreno, la definió uno de los comensales que no se perdía un estreno. Desde entonces no ha hecho más que crecer, artísticamente me refiero, ya que su vida personal me interesa poco por no decir nada. Y lo ha hecho a base de esfuerzo, tesón, sacrificio, superándose en sus distintas facetas y no rechazando ningún papel por duro y desagradable que fuese. Desde los iniciales de la típica hispana, que tiene que aguantar el machismo familiar al más difuso, pero más inhumano de una sociedad que hasta hace poco consideraba a los waps, los blancos anglosajones protestantes, una casta superior a todos los demás grupos étnicos. En ese sentido, JLo ha sido la artista que más ha hecho por la minoría hispana. Que se resista a cantar y hablar en español no lo tomo como vergüenza a mostrar su origen, que nunca ha negado, sino a su afán de perfeccionismo. Sabe que no domina nuestro idioma y prefiere no usarlo. Pero ha querido celebrar su cincuenta cumpleaños en España, en plena forma, donde ha sido recibida en olor de multitudes. Mucha más importancia doy a sus películas, en las que enfatiza uno de los grandes problemas de nuestro tiempo, no sólo en Estados Unidos y España, sino en todo el mundo: el de la violencia de género, familiar o como quieran llamar a la del hombre que se cree dueño de su pareja e hijos. Son varias las películas en las que JLo acomete el escabroso tema, pero en ninguna con tal brutalidad como en Enough, "Nunca más en español", donde muestra que las mujeres son no sólo más valientes, sino también más fuertes que los hombres, como deberíamos saber pues, en otro caso, el género humano hubiese desaparecido hace tiempo. Aparte de recordar a Trump que Estados Unidos es "el país de las oportunidades para los desheredados del mundo entero", como su abuelo. JOSé MARÍA CARRASCAL JENNIFER LOPEZ jm nieto Fe de ratas Estados Unidos ha logrado que China tenga problemas. Pero los efectos los sufre el mundo NOS lo pone difícil el amigo Trump. Quiere que la política funcione como los empresarios inmobiliarios de Nueva York a los que, como cuenta en sus memorias, arrancaba acuerdos provechosos para él a base de intimidarlos, elevar las apuestas hasta los límites del suicidio o ganarles por cansancio. Las relaciones entre Estados no son así porque existen consideraciones políticas que nublan las fronteras entre lo racional y lo irracional, porque las consecuencias las padecen actores que no están en el escenario tanto como quienes sí están o porque ningún Gobierno puede controlarlo todo, pero sí causar estragos en el intento. La guerra comercial entre la primera potencia y la dictadura china, que incluye lo monetario y financiero, carece de sentido. Ha afectado el crecimiento de la economía estadounidense, que superaba el 4 por ciento anual y hoy chapotea en el 2 por ciento, y acercado al mundo a una recesión que, sin ser lejana, no era inminente. Las medidas proteccionistas contra China tomadas en mayo, que ahora se ampliarán con aranceles de diez por ciento a importaciones que suman 300 mil millones de dólares, encarecieron los productos que compraban los norteamericanos, golpearon la agricultura por las represalias de China que a su vez encarecieron las exportaciones estadounidenses y enviaron señales perturbadoras a inversores de medio mundo (ya se sabe: no hay animal más cobarde que un millón de dólares). Esto último debería haber sido obvio antes, pues ya en 2018 la inversión directa china en Estados Unidos cayó un 83 por ciento como resultado del inicio, aquel año, de la guerra comercial que va por su cuarta batalla. Estados Unidos ha logrado, sí, que China tenga problemas. Son serios, pues esa economía, aunque crece 6 por ciento, lo hace a su ritmo más bajo en treinta años. Pero los efectos los sufre el mundo. Por ejemplo: los países africanos y latinoamericanos que exportan materias primas, cuyo mayor comprador marginal es, precisamente, China. Todo esto resulta aun más absurdo si se tiene en cuenta que desde mayo, cuando se anunciaron las anteriores medidas proteccionistas en Washington, China había impedido, con su intervención, una caída precipitada del yuan que de otro modo habría sido inevitable. Washington justifica la guerra comercial afirmando que China ha devaluado su moneda para favorecer sus exportaciones. Si algo había sucedido desde mayo es lo contrario. Ahora, en cambio, sí se ha producido una devaluación del yuan tras el nuevo cañonazo proteccionista, pues Pekín ha decidido no seguir sosteniéndolo tanto. China manipula olímpicamente su moneda desde hace décadas, por cierto, como la manipulan todos los Estados, incluyendo Estados Unidos y Europa (como he tratado de explicar aquí muchas veces, la manipulación monetaria fue una causa central de la hecatombe de 2008 y sus reverberaciones posteriores). De hecho, Trump llevaba un año atacando a la Reserva Federal porque no bajaba los intereses antes de que ese banco central, hace poco, se sintiera obligado a hacer lo que le exigía la Casa Blanca (a todos los Gobiernos los excita devaluar su moneda porque eso estimula artificialmente la economía, clima muy propicio para una reelección). Eso es también manipulación monetaria, como lo es hacer que los intereses sean negativos en los bonos de media Europa, incluyendo Alemania, obligando a los que ahorran a pagar por prestar dinero. A estas catástrofes se suma la filosófica, es decir, el que estos despropósitos de Washington, la capital del mundo libre, pongan a Pekín, un Estado policial, en condición de víctima y de¡dar a las democracias liberales lecciones petulantes e hipócritas de libre comercio! ÁLVARO VARGAS LLOSA La guerra que todos perdemos ALGO TRAE EL POTOMAC POSTALES

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