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ABC MADRID 28-07-2019 página 20
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  • EdiciónABC, MADRID
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josep maria aguiló palma de mallorca El próximo martes se cumplen diez años del atentado que costó la vida a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, el último perpetrado en España por la banda terrorista ETA. Los pistoleros eligieron las proximidades del cuartel del Instituto Armado en la localidad mallorquina de Palmanova, en el municipio de Calviá. Ambos agentes murieron tras explotar la bomba lapa que el comando adosó previamente en su vehículo. Una década después, el recuerdo de Diego y de Carlos sigue aún muy vivo no sólo entre sus familiares y sus compañeros, sino también en los dirigentes políticos y los mandos policiales que vivieron aquellas trágicas horas del 30 de julio de 2009. "El dolor no desaparece ni se supera nunca", explica a ABC Antonio Salvá, padre de Carlos. Un médico amigo fue quien le confirmó, a las tres de la tarde, que su hijo había sido asesinado por ETA. "A partir de ahí, mi vida cambió completamente", recalca. En aquellas fechas, el alcalde de Calviá era el popular Carlos Delgado, hoy retirado de la política. Aquel día se celebraba en el consistorio el pleno ordinario de cada mes. Casi al final de la sesión, se le informó de lo que había ocurrido. "Propuse suspender el pleno de inmediato y rápidamente me dirigí hacia el cuartel de la Guardia Civil", indica. Al llegar, el coche patrulla aún estaba en llamas. Otro de los dirigentes políticos que se desplazó rápidamente al lugar fue el entonces presidente del Gobierno balear, el socialista Francesc Antich. "Nunca podré olvidar la imagen del coche ardiendo", explica. "Este aniversario debería de servir sobre todo para recordar a las víctimas", destaca, para añadir: "Además, debería de servir también para que los demócratas sigamos haciendo una defensa sin fisuras del Estado de Derecho". Un día después del atentado criminal de Palmanova, la capilla ardiente de Diego y de Carlos fue instalada en el Palacio de la Almudaina de Palma, justo enfrente de la Catedral, que acogió luego el oficio religioso. Los féretros serían trasladados hasta la Seo a hombros de sus compañeros. La misa funeral contó con la asistencia de los entonces Príncipes de Asturias. "Recuerdo aquella jornada con especial emoción", afirma el comisario de la Policía Nacional José Luis Santafé, quien hace diez años era el jefe de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) en Mallorca. "Tras el atentado, pusimos en marcha una "operación jaula", para controlar los accesos a Palma desde Palmanova y para intentar impedir que los terroristas pudieran escapar por vía marítima o aérea", detalla el mando policial. Otras cuatro bombas Asimismo, Santafé recuerda que diez días después del atentado, el 9 de agosto, ETA volvió a actuar en la isla, en concreto en Palma, con la colocación de cuatro bombas de escasa potencia, con temporizador, en los baños de distintos locales. No hubo heridos. "La hipótesis hoy más verosímil es que cuando explotó la bomba lapa de Palmanova los terroristas no se encontraban ya en la isla", especifica. A día de hoy, sigue sin saberse quiénes fueron los autores. Desde aquel 30 de julio de 2009, los padres de Carlos han regresado cada año a la isla, desde Burgos, para recordar a su hijo. "Cuando llegan, me llaman y quedamos para hablar; siempre ha sido así desde entonces", recuerda el antiguo alcalde de Calviá. Por su parte, el padre de Diego sigue defendiendo hoy la memoria de su hijo y de todas las víctimas del terrorismo. Además, ha entrado recientemente en política, como militante de Vox en Baleares. "Nunca podré olvidar las muestras de cariño que recibí entonces", explica. "Todavía hoy me para gente en la calle para mostrarme su afecto, sin poder evitar llorar en algunos casos", concluye Antonio. El martes se cumple una década sin asesinatos etarras en España. Los últimos fueron dos guardias civiles en Mallorca El último zarpazo de ETA aFP Agentes de la Guardia Civil portan los féretros de las últimas víctimas de ETA en España aBC Último atentado de ETA en territorio español, en Mallorca en 2009 Las víctimas Carlos Sáenz de Tejada Tenía 28 años cuando ETA acabó brutalmente con su vida. El guardia civil, natural de Burgos, pertenecía a la promoción 113 y había ingresado al Cuerpo en febrero de 2008. Antes, prestó servicio en el Ejército. Llevaba un año destinado en Mallorca. Diego Salvá El agente, nacido en Pamplona, tenía tan solo 27 años cuando conducía el coche en el que la banda terrorista adosó la bomba lapa. Residía en Mallorca desde hacía años, pero acababa de llegar al cuartel para hacer prácticas.

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