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ABC MADRID 02-07-2019 página 14
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ABC MADRID 02-07-2019 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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La UME, de todos Como catalana, pero también española, y al mismo nivel, siento verdadero bochorno cuando escucho la voz del consejero de Interior, Miquel Buch, asegurando que la UME ha venido a socorrernos del infierno del fuego producido en nuestra tierra porque este se encontraba en las lindes del país vecino España, y que su misión era que el fuego no fuera arrastrado a los límites del territorio español. ¡Tamaña insensatez! Le guste o no a la minoría catalana que pretende el secesionismo, la mayoría somos españoles hasta que el conjunto de la ciudadanía soberana determine otra cosa. Siento pena, mucha tristeza, cuando presiento que muchos de mis conciudadanos sienten una abominación irracional hacia el resto de España. También percibo, como una losa agobiante, la presión que ejercen sobre quienes deseamos permanecer en la patria común de todos, y que en ocasiones nos amedrentamos por miedo a las represalias. carolina ferrer barcelona Una subida de sueldo vergonzosa Como era de esperar, se ha levantado una gran polvareda a raíz de las informaciones aparecidas en este periódico sobre la subida de sueldos a los miembros políticos de nuestro Ayuntamiento (Sevilla). Es evidente que no es el momento más oportuno para aprobar esas retribuciones que van desde el 32 al 45 por ciento, cuando a los trabajadores municipales les han subido sólo el 2 por ciento. Parece ser que ya se terminaron los malos momentos económicos en nuestro Ayuntamiento. ¡Qué vergüenza! En el programa electoral de cada partido político nunca figura la subida de sueldo, y sin embargo es habitual que se produzca una vez votado. Con estos gestos políticos, es normal que nuestra sociedad muestre desconfianza y rechazo hacia la clase política, un divorcio cada día más profundo por estas situaciones que creemos son injustas. ¿Acaso no deben dar ejemplo? Es duro de entender estas subidas cuando conocemos situaciones que son verdaderos dramas familiares, que no llegan a fin de mes. ¿No atenta esta medida de las subidas de sueldos contra otras necesidades de nuestra ciudad? Alberto álvarez pérez sevilla Fungairiño: gran hombre de leyes Ha fallecido Eduardo Fungairiño, símbolo de la Fiscalía en la necesaria lucha contra la mafia etarra. Se va el hombre de leyes que combatió a los terroristas más sangrientos desde su cargo en la Audiencia Nacional. Nos deja el fiscal que apostó por la cooperación judicial con el Gobierno francés para desterrar el santuario donde se escondían los etarras. Fungairiño fue defenestrado de su puesto cuando, en la infame negociación entre la banda terrorista y el Gobierno de Zapatero, este fiscal se negó a ceder a exigencias, ni políticas ni de ningún tipo, de esos mismos terroristas a los que siempre había antepuesto derrotarles sin permitirles concesiones y sin aceptarles chantajes. Descanse en paz alguien que será recordado por su sacrificio y su defensa legal y firme del Estado de Derecho. david garcía madrid Sírvame este remedo de la frase, muy celebrada en los liceos franceses del mundo, que dirigiera una joven Madame du Barry a su anciano amante, Luis XV, como preámbulo a la tesis de que Manuel Valls está muy lejos de comprender la gravedad del momento político/existencial que vive España. Esta frase (realmente "France, ton café fout le camp!") ha quedado como anuncio de un régimen que se desintegra y al que acechan convulsiones traumáticas. Ese peligro, a mi juicio, puede estar rondando al exprimer ministro. Tomemos su discurso en el Ayuntamiento barcelonés para detectar tres grandes despistes. En primer lugar, Valls despotricó contra Vox, como eje central de su posición política. Vaya y pase que responda así a una campaña orquestada de origen francoeuropeo preocupada por el ascenso de Le Pen (ella sí de extrema derecha), aunque debería evitar mentiras evidentes, como llamar iliberal a Vox, cuando su programa económico es el más liberal de toda Europa, disparatadamente liberal. Pero su gran equivocación es participar en la ceremonia de la confusión y del engaño que consiste en centrar la atención sobre el limitado fenómeno Vox, y peor aún, nutrir la idea de que en España existe un problema de izquierdas y derechas. El grave problema de los españoles, sean conscientes o no, está muy río arriba de una lucha partidista. El problema es que la democracia española no tiene asegurada su continuidad como espacio de ciudadanos unidos, libres, iguales y solidarios, y que sus destructores se basan en el desprecio al Estado de Derecho, en el racismo, en el supremacismo, en el tribalismo totalitario. Ese análisis es el que se agradecería de un político que se supone trae aire fresco. El señor Valls sabe que Francia es aún más diversa que España, y que eso no justifica la práctica del odio, la desigualdad y la discriminación xenófoba. Al lado de eso, el problema de Vox es pura poesía. El segundo despiste lo plantea él mismo en una pregunta retórica que se autocontesta, pero mal. "¿Sería mejor haber permitido que gobernara el secesionista Maragall?". Pues cualquier analista fino y no intoxicado por la banalización del mal de la política española le contestaría que sería mejor que gobernara Maragall que apoyar a Colau para que siga entregando Barcelona al separatismo xenófobo y opresivo. Claro que Colau le ha dado nítidamente respuesta inmediata. Poniendo obscenos lazos amarillos en un edificio del Estado y permitiendo proyecciones de exaltación golpista en el Ayuntamiento por parte de una organización que él sabe muy bien que sería ilegal en Francia. Valls parece ignorar que Maragall, su compañero de partido en la Internacional Socialista durante mucho tiempo fue mucho más útil a la dinámica secesionista mientras estuvo en el PSC, y no digamos cuando, como consejero supuestamente socialista de Educación de la Generalidad intoxicó y maltrató la mente de los más débiles, los niños catalanes. El secesionismo seguirá pudriendo Hispano-Cataluña igual con Maragall que con Colau, como se ha demostrado. Posiblemente más eficazmente con Colau porque él ha contribuido a legitimarla y blanquearla como si no fuera un muy eficaz peón de brega al servicio del golpismo. Ningún político de altura que se reclame igualitario y progresista puede ignorar que avalar a Colau es hacerle el mayor favor al secesionismo, como lo fue avalar a Maragall antes. La primera en la frente. Y, finalmente, el ex primer ministro se presenta como un hombre de izquierdas deseoso de resolver el problema español desde valores de la izquierda. Digo bien el problema de toda España, porque no vamos a caer en la trampa de considerarlo problema catalán, otro gravísimo despiste. Y para ello propone diálogo, lenidad y legitimación de lo intolerable. Para eso ya tenemos al actual PSOE. Yo le pediría que se acordase de lo que hizo cuando, siendo jefe de Gobierno, una asociación le pidió hacer un referéndum en la Cataluña francesa coincidiendo con la primera pantomima referendaria de Mas. Yo se lo recuerdo, lo puso en manos de la Fiscalía francesa y no se habló más. Valls no puede pensar en devolver los valores de igualdad, libertad y fraternidad a la sociedad española sin ignorar que la característica distintiva de España es que la llamada izquierda lleva desde hace treinta años siendo permisiva y cómplice con los separatistas. Lo que se esperaría de él es que combatiera muy activamente la xenofobia, la limpieza étnica, el maltrato a la infancia, la discriminación supremacista entre ciudadanos, la impunidad de los violentos opresivos Eso sí sería de un hombre de izquierdas no intoxicado por la permisividad cómplice, muy española. Si no entiende eso, es muy posible que, como reza el título, su etapa española se vaya al garete. enrique calvet chambon fue eurodiputado "Lo que se esperaría de Manuel Valls es que combatiera la xenofobia, la limpieza étnica, el maltrato a la infancia, la discriminación supremacista Eso sí sería de un hombre de izquierdas" Valls, "ton café fout le camp" tribuna abierta POR enrique calvet chambon CARTAS AL DIRECTOR Pueden dirigir sus cartas y preguntas al Director por correo: C/Juan Ignacio Luca de Tena 7.28027 Madrid, por fax: 91 320 33 56 o por correo electrónico: cartas@abc.es. ABC se reserva el derecho de extractar o reducir los textos de las cartas cuyas dimensiones sobrepasen el espacio destinado a ellas. Lo que no se dice no existe. Y cuánto más grita un colectivo, más razón parece tener HE leído que acaba de aparecer en castellano "La historia del silencio" de Alain Corbin. Había oído hablar de la obra, por la que siento suma curiosidad porque existe un enorme silencio sobre el silencio, que casi se ha convertido en un tema tabú. El progreso de nuestra civilización desde la Edad Media se puede medir por la paulatina desaparición del silencio, que en nuestro tiempo resulta muy difícil de practicar porque no estamos nunca solos y nos hallamos sometidos al ruido implacable de los teléfonos móviles, los medios y las redes sociales. El silencio se ha vuelto una rareza y un lujo. No hay espacios de silencio en nuestra sociedad ya que sufrimos una necesidad patológica de verbalizarlo todo. Lo que no se dice no existe. Y cuánto más grita un colectivo, más razón parece tener. Los únicos lugares donde todavía la convivencia se basa en la regla del silencio son los monasterios, en los que los monjes rezan y trabajan pero apenas hablan. Seguramente porque la búsqueda de Dios está reñida con la palabrería. Yo mismo me doy cuenta de que hablo demasiado, opino en exceso y respondo a preguntas de forma muy osada. Pero lo hago por un mero reflejo, por una deformación profesional, ya que los periodistas nos consideramos preparados para dar lecciones al mundo sobre un amplio repertorio de cuestiones. La verborrea es un mal generalizado del que no escapa casi nadie. Ahí están esos sociólogos y expertos en encuestas, cuya presencia es constante en las televisiones. Son los reyes de la vaciedad y el tópico, pero la gente les escucha como si tuvieran una bola de cristal. En general, la sociología me parece una superchería y que me perdonen Comte, Durkheim y Max Weber, que no podían prever que sus teorías serían víctimas de una deformación tan grosera. El mundo de los medios está lleno de chamanes, que te enseñan desde cómo curar un reúma a cómo hacer unas patatas con chorizo. Todo está al alcance de todos sin ningún esfuerzo. El saber es cosa de apretar un botón o de utilizar el buscador de Google. Igual sucede con los dirigentes políticos, que utilizan el lenguaje para manipular y no se recatan en decir una cosa y, a la vez, la contraria. Nada más relativo que una promesa o un programa electoral. Lo cierto es que el aprendizaje y la reflexión son consustanciales al silencio. Todo lo importante se hace en silencio. Y las grandes verdades sólo se pueden expresar en el mutismo. Enunciar, enumerar, decir son formas de simplificar. El hombre sabio no habla. Sopesa lo que oye y calla. Medita sobre la complejidad de las cosas y la falsedad de las apariencias. Como decía Thomas Carlyle, todo lo grande se forja en silencio. Su poder es extraordinario porque, cuando callamos y empezamos a escuchar, surgen los ecos de la verdad. No hay nada más elocuente y más poderoso que el silencio. Silencio sobre el silencio efe Eduardo Fungairiño

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